Soy un gran defensor del egoísmo en las relaciones personales. Ha llegado un punto en que no quiero comerme los problemas de otros. Cómo te voy a ayudar si tu problema me agobia, o me entristece, o me da un jodido dolor de cabeza. Necesito espacio y perspectiva, preocuparme de mis asuntos. Unicamente desde un sano equilibrio personal podemos aspirar a ayudar a los demás, pero si primero miramos por ellos acabamos descuidándonos, y olvidando qué tenemos que hacer, qué nos hace felices y qué nos hace sonreír. Atender demasiado a los problemas de la gente te puede cambiar la sonrisa, y el día que tú veías bonito, de postal, acaba mustio y rancio. Que no te toquen tu día de postal, que lo vean y aprendan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario