domingo, septiembre 10, 2006

RITCHIE BLACKMORE´S RAINBOW: DOS GENIOS CAMBIANDO LA HISTORIA.

Este es un disco que además de bueno permanece como punto esencial en la historia de la música rock de los últimos 40 años.

Veamos, siempre he considerado, como muchos otros al igual que yo, a Ritchie Blackmore el más imaginativo e instintivo inventor de riffs de la historia del rock. Jimmy Page tenía otras virtudes, Riff Richards otras, Eddie Van Halen otras más. Pero el riff de rock duro es Ritchie Blackmore. Es un maldito genio, y un cabrón como persona, pero que más da, ha dado demasiado a la humanidad como para andarnos por las ramas de su comportamiento con los demas humanos.

Después de su primera etapa en Deep Purple, este RB´s Rainbow sigue siendo un debut en "solitario" impactante. Sorprende porque Ritchie no se exhibe, sigue unas pautas de grupo. Este es un disco de autor, pero no unicamente de él, sino también de otro tipo en sus años de mayor creatividad, el vocalista Ronnie James Dio. Las canciones son compactas obras con efluvios medievales, maravilloso sonido que influenciaría a multitud de bandas metálicas en el futuro: la fantasía en todo su esplendor es parte indisoluble del metal, y nació aquí, en este humilde disco.

Siempre merece un comentario aparte la canción que mejor define el sonido Rainbow: Man on the silver mountain. Si bien la versión en directo de este tema es más rápida y dinámica, sigue siendo espectacular el riff de la toma en estudio, y la instintiva, enérgica letra de Ronnie: "I´m a wheel, I´m a wheel, I can roll I can feel...". Esa repetición "I´m a wheel, I´m a wheel", y "I´m the day, the day", y "I´m the night, I´m the night", es poesía pura, a secas son versos simplones, con la voz de Dio verdaderos tour de force, plegarias, gritos en la cumbre de la montaña de plata.

sábado, septiembre 02, 2006

REIVINDICO A YES




Uno ya renuncia a todos sus principios. Yo odiaba a Yes. A los 14 o 15 me compré el Yessongs, triple Lp en directo, y a pesar de que las ilustraciones de la portada me fascinaban, la música la utilizaba basicamente para dormir. Era música que no entendía.

Pasaron los años, y leí que el rock sinfónico fue la peor lacra de los 70, y que suerte de eso, porque así nació el punk, del cabreo monumental que les producía a los jóvenes de la época aguantar los solos de Rick Wakeman o Carl Palmer. Por lo tanto, pensé, Yes no valen la pena.

Pero he crecido un poquito, estoy al borde de la treintena, y me he descubierto estos días escuchando el 90125, disco de Yes de 1983, y visionando un video en directo del ´91. Y estoy disfrutando como un lobo nte un corderito lechal.
Es una fantástica música. Exhibicionista, claro, pero dejándonos de tópicos, la actitud de Johnny Rotten también era exhibicionista. Unos exhiben su pericia con el instrumento, otros su falta de pericia, o su rabia, o lo que sea. Pero cualquiera que está en un escenario, es un exhibicionista.

Yes me parecen una fantástica oportunidad de perderme durante unos días por los canales del rock sinfónico de Emerson Lake & Palmer, Asia etc. Al fin y al cabo soy fan de Rish, adoro a Pink Floyd, y Mike Oldfield marcó mi adolescencia.
Nunca es tarde para rectificar.
YESSSSSS!

viernes, septiembre 01, 2006

CACHÉ (MICHAEL HANEKE)




Tenía ganas de verla, y no me ha decepcionado. Caché es una película superior. Michael Haneke está en otra liga. Su visión no tiene nada que ver con lo que hacen los demás.
Ver como se desarrolla la trama del film (un matrimonio bienestante recibe extrañas cintas de video en las que aparece el exterior de su casa grabado durante horas) es un placer: como un thriller, como aquella primera parte de Carretera Perdida de Lynch. Pero lo mejor es cuando te das cuenta de que a Haneke le importa una mierda la trama del thriller, y la utiliza para meterte enmedio de lo que es un matrimonio que se viene abajo, que no puede comunicarse ante una situación que desata todos sus miedos, sus pequeñas bajezas morales; un marido que debe enfrentarse a sus culpas del pasado (es el personaje más complejo que he visto en mucho tiempo, fabuloso Daniel Auteuil), te va hablando de la hipocresía de la clase media alta, de las secuelas que han sufrido las familias inmigrantes que durante generaciones han tendio que malvivir, despreciados por el resto del país. De lo gilipollas que somos todos, con nuestra posición social, nuestro trabajito, nuestros lujos tan asumidos, nuestra vida que creemos tan bien asentada y tan merecida. Codigo Desconocido, otro de los films de Haneke, ya nos hablaba de todo esto, pero ahora, lo que cambia es que el director y guionista sigue mordiendo hueso de la sociedad a la vez que traza un relato lleno de intriga.
Hay en el film situaciones que te violentan porque son normales, porque a ti y a mi también nos han pasado. En una de ellas, Daniel Auteuil cruza la calle sin mirar y casi es atropellado por un ciclista negro. Indignado, le grita, pero el ciclista se detiene, baja de la bici y se encara con él: "repíteme eso en la cara". Y Auteuil calla. Somos tan débiles, a veces pienso que cuanto más nivel social tenemos, cuanto más altos son nuestros sueldos, nos volvemos de algodón, covardicas, muñequitas de trapo.
Como decía, a Haneke le interesa hablar de todo eso, pero es tal su habilidad, que todo lo sientes perfectamente integrado, no te paras a pensar en lo que te están queriendo decir. Estás tan absorvido por la trama y los personajes, por esos planos secuencia larguísimos, por esa providencial ausencia de música que eres incapaz de alzar la vista y ver que Haneke te ha puesto delante de tus más profundas inseguridades.