jueves, marzo 12, 2009

SANDY DENNY


Escoge bien con quién pasas una calma tarde de domingo. Y si tus orejas escogen a Sandy Denny, no te arrepentirás, y la lluvia y el sol, vistos a través de tu ventana, tendrán todo su sabor a nostalgia y suavidad, a pasado, a alegoría de lo que tú quieras. El folk anglosajón tiene a su madrina en esta mujer que militó en Fairport Convention y legó unos pocos discos en solitario maravillosos en los setenta; The north star grassman and the ravens y Like and old fashioned waltz son dos discos preciosos, esta mujer era como una Bjork de la música tradicional, te la imaginas en su cabaña del bosque fabricando mágicas pociones con hierbas desconocidas, hablando con los buhos y contando viejas historias. Su voz dulce y evocadora, puntuada por curvas y meandros, se escucha también en The battle of evermore, del cuarto disco de Led Zeppelin. Cuántos bonitos discos conjuntos habría podido facturar junto a Robert Plant si la muerte no la hubiera sorprendido tan joven, en forma de tumor cerebral.


(El duende preparando nuevas pociones. Portada de The north star grassman and the ravens -1974-, disco cargado de leyendas y aliento mágico).

OTRA MATANZA ESCOLAR

Un argumento más para los que opinamos que es una barbaridad decir que en Estados Unidos la gente está loca y aquí no. Ayer en Alemania, un chaval pilla un rifle de su padre, se va tranquilamente a su instituto, o ex instituto, porque ya ni siquiera cursaba estudios en ese centro, y la emprende a tiros con varias muchachas y algún chico, un profesor y un par de personas más. Diez muertos. Michael Moore hizo un documental sobre otros dos chavales que asesinaron a doce compañeros en otro instituto, y todavía hubo gente que no entendió nada y salió de ver Bowling for Columbine pensando: "esos yanquis están chalados". Bien, me temo que no es ese el problema, me temo que esto es un problema mundial, que flota más visiblemente en Estados Unidos por la facilidad que tiene el pueblo a acceder a las armas. Pero puede pasar en cualquier lugar donde exista un adolescente que no haya podido, o querido, comunicar a nadie sus problemas, sus frustraciones, y sobretodo, donde hayan padres con armas en casa rondando por los armarios.