Ha de ser duro ser Montilla. Estar hablando en el Parlament durante dos horas, todo el país pendiente de ti, y que al día siguiente los periódicos, en las tertulias, en los bares, todo el mundo diga que eres un jodido muermo.
Me está pasando como con Fernando Alonso. Le han dado tantos palos que ahora me cae bien (y mira que ahora se dedica a sobornar a sus mecánicos ¡Vaya crack!).