
Bueno, pues será la edad, pero el último disco de
Mark Knopfler me entra así de bien, y es mi banda sonora de trabajo durante horas y horas. Sí, es el mismo sonido del que lleva abusando desde que empezó con sus discos fuera del nombre de
Dire Straits, ese country ligerito con sazonado celta y esas cosas. Sí, ya puede meterse la flauta por el culo, y siempre será un tipo aburrido, pero su rollo le queda bien. Será la edad, o que uno ya no tiene que quedar bien con nadie en esto de gustos musicales, así que cartas sobre la mesa, hoy he estado escuchando a
Kreator y luego este
Privateering de
Knopfler. No sé, este señor gira con
Bob Dylan y toca con él un par de temas cada noche, y
Buddy Miller no. Supongo que eso significa algo. El problema es que
Dire Straits condicionó tanto su vida (y la nuestra), que ha costado volverle a dar una sola gotita de credibilidad. Pero la credibilidad se puede ir al infierno, como diría
Gene Simmons. Mola este disco, me relaja y me acaricia. Y es de
Mark Knopfler.