
Opiniones extremas, puntos de vista exagerados y mucha polarización de opiniones. Bueno, para mi lo importante es haberme ilusionado en las semanas previas a que se hiciera oficial la rumorología respecto a la edición del primer disco de
David Bowie en una década, haber disfrutado de la campaña de marketing, con museos incluídos, y ante todo, de las primeras escuchas de este
The next day, que incluso me ha sorprendido; ha sido fácil elección llevármelo bastantas veces a caminar, y constatar que
Bowie ha intentado meter a cuantos
Bowie recordaba haber sido, desde
Tin Machine hasta la
Station to station, por poner dos ejemplos, y pensar que eso no es malo. Quién le dice a
Bowie que se copia a si mismo dice una sandez, ¿qué cojones es copiarte a ti mismo? o haces un buen disco o no lo haces, o haces un trabajo honesto o no lo haces.
Copiar,
innovar y palabras así han dejado de existir en mi vocabulario rockero. Sinceramente, me la pela si
Bowie ha buscado deliberadamente contentar a cada fan de cada una de sus etapas. Este trabajo es menos redondo que el penúltimo
Heathen, pero más potente que
Reality y en fin, plenamente satisfactorio desde su primer single (la ensoñadora
Where are we now? y su extraño y atrayente clip) hasta el último tema. El nivel no baja, el disco está pensado y recocinado, pero no se ha perdido el factor humano por el camino, por lo menos esto es lo que opinan mis orejas. La noticia ya era buena sabiendo que
Bowie estaba grabando, ahora ya es increíblemente buena, él y
Tony Visconti han grabado un fantástico trabajo.