
Cuando fuí a ver a Neil Young al Hammersmith de Londres, no podía evitar hacerme la idea de que allí se había grabado parte del directo Live de Mott the Hoople. Imaginarse a Ian Hunter paseando sus plataformas mientras grita "UUUOOOAAAAHHHHHHH SHE´S A SUCKER!" amenazaba con distraerme del momento mágico de tener a Neil Young delante cantando Downby the River.
No puede haber un directo mejor que este, y más en su versión de 30 aniversario, con más canciones que su triste edición original. Centrémonos, esta es una ceremonia que empieza con Ian Hunter a capella recitando American Pie y eso se destapa en un "Ladies and gentlemen, the golden age of rock n´roll!!!" que te reconcilia con tu peor enemigo, luego mi favortia Sucker, All the way from Memphis (¿Por qué no la enseñan en las escuelas? decidme ¿por qué?) o la definitiva All the young dudes, la canción que darás a tus hijos como herencia, emoción máxima. Había tanto talento en esta banda, estaban por encima de los que ya estaban por encima en la época. La carne de gallina que no te ponía Bolan, el rock festivo que se le atrancaba a Bowie, no eran glam, eran el rock n´roll de pinta Guiness de Rod Stewart y sus Faces enculando a una diva de la ópera en pleno Broadway. Cada vez que lo escucho, me fijo en un montón de detalles, hoy por ejemplo paseaba al perro mientras le daba un repaso, y paladeaba el acento british inconfundible, de barrio y chuloputas de Ian Hunter, "I wanna Love'ya, each and everyone of you!". Pues eso.
