Bien, hace poco volví a ponerme serio a la guitarra, y en Nueva York compré un sujeta armónicas. Ahora Héctor y yo componemos con bastante asiduidad, y empiezo a tocar armónica y guitarra -¡y a cantar!- con cierta fluidez. No digo que sea bueno disfrazado de Neil Young de estar por casa, que no lo soy, pero toco el cielo cuando hago estas tres cosas a la vez y veo que todo más o menos fluye y los cristales siguen en su sitio.
Tocar la armónica "más o menos" durante cinco minutos no es difícil, pero controlar el mundo del aire y la saliva no es cosa de dos días ¡cuántos problemas dan las babas! se te meten por donde no esperas y te sale un sonido capaz de destrozar los tímpanos de tu vecino y los tuyos. Hoy tengo ganas de presentaros a mis armónicas, que sé que estais deseando conocerlas...

La HOHNER DE BLUES es la primera que tuve, tiene el peine (donde están los agujeritos por donde soplas) de madera, lo que le da un cierto encanto. Por mi poco conocimiento, diré que suena muy bien, y que me va mejor tocarla con las manos, sin soporte.

HOHNER MARINE BAND:
La compré en Nueva York, en una tienda del Greenwich, emocionado yo porque por esas calles se paseaba Bob Dylan de bar en bar, guitarra y armónicas en ristre, para ganarse unas monedas. Es más adecuada para tocarla con soporte, suena muy robusta, aunque los agudos cuesta un montón que me salgan.

Y la HOHNER PRO ARP es preciosa, la llevo en el bolso cada día, por si me encuentro encerrado en una cabina telefónica en medio de una tormenta de nieve y veo que no sé que hacer... Tiene un tacto raro, todavía me estoy acostumbrando, pero el color negro y los toques dorados la hacen muy glamourosa.