
Wikipedeando te enteras de cosillas. Por ejemplo, que el bruto batería de los actuales Scorpions, James Kottak, tocó con Ronnie Montrose a finales de los 80, o que Bill Church y el propio Ronnie Montrose participaron en el inagotable Tupelo Honey de Van Morrison (recomiendo disfrutar de los espléndidos artículos que le está dedicando TSI-NA-PAH al gran Van the Man). Y luego giras la carpeta del vinilo del primer disco de Montrose (1973) y lees que Ted Templeman produjo este torpedo. Poco puedo contar de Montrose que no sepáis, es decir, nada. Que este disco quema asfalto como pocos, que en los setenta hay obras que huelen a gasofa y alquitrán, y que eso es irrepetible. Como defensor a ultranza de Sammy Hagar, me enorgullezco de que su carrera empezara de esta forma, marcando paquete al lado de Ronnie Montrose. Rockeando duro. Luego Sammy se salió de la banda y rubricó una carrera en solitario, en gran parte, tremebunda (Live 80, VOA, ese primer disco homónimo con una de esas portadas Hypgnosis que más me han obsesionado, y su carrera de los noventa para arriba, rica en discos rockeros más nutritivos de lo que pueda parecer), y ah, aquellos impecables discos de hard ochentero con los ahora insoportables, idiotas, hermanos Van Halen (¿Pero es que ningún fan de Van Halen se siente estafado después de tantos años de estupideces? ¿Nadie va a protestar? ¡Por favor!). Bueno, creo que Rock Candy, pesada, densa y sucia, Bad motor scooter, tan Hagar, o Space station #5 son tan buenos argumentos como los temas restantes de Montrose. Mete el disco en la guantera y que arda la carretera. Rock USA 100%.