lunes, septiembre 22, 2008
SICK, SICK, SICK
Estar enfermo (y yo lo estoy ¡a pocas horas de salir para Nueva York!) es odioso. La prisa y velocidad del mundo sirve para que constantemente estés tomando decisiones, actuando, para no quedarte atrás, y aquí, enfermo, nado entre sábanas de sudor, bajando y subiendo fiebre, detenido en el tiempo mientras los demás siguen adelante. Típico de mi -soy un saldo...- antes de un gran acontecimiento me pongo malo. De niño la enfermedad era un regalo, y aunque luego lo pasaras mal, era la excusa para que viniera mi abuela con una pasta de la panadería, mirar la tele y quedarte dormido a horas raras. Luego volvías a clase hecho un héroe, contando dramáticamente como superaste esa peligrósísima gripe que te puso contra las cuerdas, jaja. Ahora todo me parece asqueroso, Sé lo que hicisteis... dura horas y horas, apago la tele, no puedo leer, tengo calor, mi abuela ya no viene y quiero largarme a Nueva York.
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