lunes, diciembre 24, 2007

T REX: BORN TO BOOGIE


Talento creativo torrencial y sin mesura, Marc Bolan protagonizó en Inglaterra lo más parecido que se había visto a la beatlemania diez años después de esta. El héroe glam, el sueño húmedo de las inglesitas quinceañeras, estuvo en la cresta de la hola gracias a sus singles instantáneos y a dos o tres álbumes efectivos y dicharacheros, bien encajados en el glam más total de principios de los setenta. Luego puso su cerebro una y otra vez en el microondas, sacando productos una y mil veces oidos, y se disipó en la misma fórmula ya agarrotada, mientras dedicaba su vida a la indolencia, el champagne y a petardísimas apariciones televisivas. Murió poco después, en el 77, de accidente de tráfico, justo cuando los punks menos burros lo reclamaban como padrino de su movida.
The Slider, Tanx, Zinc Alloy and the hidden riders of tomorrow... Grandes obras de un periodo irrepetible.
En su mejor época, Marc unió su marciano concepto del mundo con Ringo Starr y juntos produjeron Born to boogie, o la locura glam llevada en viaje sin retorno a la Via Láctea. Hace poco se reeditó a todo lujo el film, y el resultado es uno de mis DVDs favoritos de los últimos años. La misma película, los extras y, sobretodo y por encima de todo, los dos conciertos en los que se basó parte del metraje del film. Dos actuaciones en Londres de Marc y sus T Rex en la cima de su locura. Una maravilla. La banda que llevaba Marc era fantástica, chicos guapos, modernos, destacando Mickey Finn, un agitador que golpeaba sus bongos sin tener puta idea de música, pero que le daba a la banda la mitad de su imagen. Y en la época, la imagen lo era todo. Aunque estos dos conciertos también nos demuestran que Marc no solo era eso, la foto del glam por excelencia, sino que tocaba la guitarra fantásticamente bien (en su simple estilo, sin florituras, pero con garra y dinamismo) y que era un tipo simpático, un showman agradecido y vibrante.
El espectáculo de T Rex en unos años que nunca jamás volverán.