viernes, abril 24, 2009

A MIS TREINTA Y DOS

Algo que puede ocurrir en la treintena -tengo treinta y dos- es que mires al pasado y te compares con lo que a tus veinte creías que ibas a ser. La treintena es una etapa traicionera, procuras posicionarte para encarar tus años de madurez de la mejor forma posible y a la vez no dejas de mirar de reojo a tu yo más joven, que te juzga -muy malévolamente casi siempre- susurrándote al oído que quizás no has llegado a ser todo lo que querías ser, o que por lo menos vas por mal camino, querías ser una estrella del rock ¿no te acuerdas? mírate ahora, me has traicionado, no eres nada, dice tu yo antibolonia que no sabe por qué protesta pero lo hace, y si puede te hace daño. Ten paciencia con él, es un pobre desdichado que ahora se arrepiente de no haber hecho todo lo que podía hacer, de no haber follado más, de no haber viajado ni bebido más. Te envidia porque a tus treinta y pico estás en el momento óptimo para convertir tus sueños en realidades, ahora lo tienes todo al alcance de la mano. Haz números, follas, viajas y bebes más que cuando tenías veinte años. Y yo ahora tengo una banda de rock n´roll, una mujer que me quiere y una vida diáfana, luminosa. Trabájate el día a día, cuida los detalles, mima el tiempo, para que por la noche tu yo antibolonia no tenga nada por lo que protestar.