lunes, febrero 14, 2011

NICK CAVE REEDITADO, THE GOOD SON.


Ahora que campan por el mercado las bonitas reediciones de parte del catálogo de Nick Cave, apetece hablar de él. Revisito un disco que he tenido siempre demasiado olvidado, The good son, de 1990. Grabado en Brasil, esta obra perfecta sin más, marca la frontera en la que se cruzan el Nick Cave salvaje, negro, de Tender Prey, From her to eternity etc. con el futuro Cave, igual de negro pero matizado, ora suave, ora abrupto, crooner poseedor de una riqueza musical y una variedad de tonos y registros que todavía hoy no deja de sorprender (su banda-tribu paralela Grinderman es un ejemplo). The good son no llegará a la altura de la obra de Cave que me llevaría a una isla desierta, Let love in, pero como digo, mezcla de forma soberbia las baladas fálsamente aterciopeladas (aquí encontramos hits caveianos como The ship song y The weeping song), el piano, y las influencias brasileñas (la inicial Foi na cruz), con las óperas enfermas tipo The good son, que sin embargo, aunque retorcidas y acuchilladas, siempre encuentran ese momento de belleza sublime, en este caso el precioso estribillo. Otro tema, Sorrow´s child, una obra maestra, Cave puro, académicos Nick Cave & The Bad Seeds, gélido Blixa Bargeld a la segunda voz, hija de Your funeral my trial, madre de tantas piezas bellas pero tensas, marcadas por un riff de piano, que irán alumbrando toda la discografía de este hombre. Una discografía que debe ser saboreada por el fan durante toda una vida. El día que decidí comprar Let love in, mi primer Cave, fue un gran día para mi. Ahora su figura es grande, y yo soy de esos pedantes que a veces no soporta que sus héroes se hagan tan inmensos, y que tengan que tocar en el jodido pabellón de Badalona ante 10.000 personas. Tonterías. Mañana, o pasado, repasaré Henry´s dream, de 1992, en otra reedición que promete un reencuentro con esos temas de base acústica, desafiantes. Sangre y sonido.