domingo, marzo 03, 2013

YOLANDA

Le he dado vueltas estos días a toda la investigación que ha realizado El País con respecto al asesino de Yolanda, una estudiante activista, quién en 1980 fue secuestrada y matada a balazos en un descampado por un ultra de Fuerza Nueva quién, y aquí está el corazón de la investigación, se ha descubierto que trabaja actualmente como formador de informática forense y telecomunicaciones para la Guardia Civil, los Mossos y la Ertzaina. El tipo fue condenado a 43 años, cumplió solo 14, incluso se fugó tres años a Paraguay mientras cumplía su pena, y con un simple cambio de apellidos reaparece ahora trabajando para los buenos, como si nada. 14 años por matar a una chica inocente de 19. Borrón y cuenta nueva y ya estoy de nuevo en circulación. Pienso en dos cosas, bueno, tres. No me quito de la cabeza a Yolanda, una luchadora en una época en que luchar no solo consistía en llenar tu muro de Facebook con consignas y grandes frases, me entristece enormemente esta historia, lo que debieron sentir sus amigos, lo que deben sentir ahora tantos años después. Luego pienso en el hijo de puta que la mató y que ahora trabaja para los que se supone que tienen que protegernos (14 años cumplió, unos miserables 14 años); y por último pienso en una transición y unos primeros años de democracia que la política establecida nos ha vendido como un ejemplar pacto entre caballeros, cuando realmente el franquismo seguía sin desaparecer y todo estaba más podrido de lo que la gente cree, como ahora.