lunes, enero 26, 2009

MATRIMONIOS

Revolutionary Road, dirigida por Sam Mendes, es un muy buen drama de pareja, intenso y sólido, se asimila bien lo que el guionista quiere decir, y al final del film no queda nada en el tintero. Y lo que se dice en la película es algo con lo que yo estoy plenamente de acuerdo: la institución del matrimonio es un fracaso absoluto. Con la violencia doméstica como causa principal, pasando por las parejas que al cabo de los años viven insatisfechas aunque no lo digan, hasta las peleas como forma de vida diaria y los divorcios, todo indica que el matrimonio es un régimen tan fallido como lo fue el comunismo. Entonces ¿qué hago yo casado? Bien, al final de Revolutionary Road (y no sigas leyendo si todavía no has ido a verla y quieres hacerlo), la pareja más mediocre y poco atractiva es la que termina viendo la luz al final de túnel, juntos se abrazan aceptando que la vida les traerá satisfacciones y fracasos, las primeras las disfrutarán y de lo segundo procurarán olvidarse a los dos días, como dice la mujer en un momento del film. Me gustaría ser, como mínimo, como este matrimonio, y abrazado a mi mujer, verlas venir. Sería estúpido negar, por más recién casado que esté, el fracaso generalizado del matrimonio pero también lo sería negarme a vivir como yo quiero y con la persona que quiero. Además, las estadísticas están para romperlas.