jueves, mayo 28, 2009

FELICIDAD

Durante los diez o quince primeros minutos el ManU parecía una apisonadora, como el Milan en el 94, daban miedo. Pero finalmente ha surgido la poesía, el ritmo y el talento, pero sobretodo el trabajo, el sacrificio. Los idiotas que nos gobiernan, y los que intentan hacerlo, deberían aprender de Guardiola. Él sueña y transmite sus sueños, pero para que todo se haga realidad hay una sola fórmula: trabajo, trabajo, trabajo. En la calle Barcelona es una fiesta, y el deporte, el condenado fútbol, el deporte más tunning y chungo que existe, se viste de alegría. Que no haya esta vez gilipollas que la armen en Plaça Catalunya, y si los hay, a la jodida comisaría. Es así, los buenos sobreviven, luego triunfan, los gilipollas al calabozo.