martes, mayo 25, 2010

WOVENHAND: "THE THRESHING FLOOR" (2010)


Menos mal, porque con el anterior disco de Wovenhand no sentí lo mismo que había sentido antes con ellos, o con la añorada primera banda del gran David E. Edwards, 16 Horsepower. De repente las canciones de uno de los autores que más me han impresionado ya no aullaban, no las sentía como antes, aunque Ten Stones no era para nada un mal disco. Con este The Threshing Floor no las tenía todas conmigo, pero ha sido escucharlo una vez y todo ha vuelto a su lugar. Es más acústico, más tribal, con más influencias orientales (tradiciones musicales del Este de Europa), y David E. Edwards está más desparramado que nunca. Directamente, el ser humano ya puede considerar como irrecuperable a este hombre. Sus plegarias hechas canción se enroscan en si mismas y son desesperantes, agónicas, hay temas de Wovenhand que no son canciones, son procesiones, romerías hacia el cielo o el infierno, según tengas el día. Pero eso ya lo sentía con los maravillosos discos de 16 Horsepower (Secret south es una obra maestra insuperable, pero todo lo demás es igual de valioso), y lo bueno es que ahora vuelve de forma más radical que nunca.



Pasajes acústicos martilleantes, rebosantes de belleza como This rest (he escuchado este tema una y otra vez en los últimso días, y lo seguiré haciendo en los próximos) se alternan con el caos de The Threshing Floor o la ascendente Behind your breath. Me da la sensación de que a cada año que pasa hay más gente que se aleja de David E. Edwards, su convicción e insistencia, sus perfomances al límite, sentado, con la guitarra o el banjo en el regazo, mirando al público con los ojos enrojecidos, pueden agobiar, pero yo sigo rendido a sus palabras, su música y la tremenda confianza que tiene en lo que hace.