martes, agosto 16, 2016

DISCUTIMOS

Siempre he creído que las parejas que transmiten tanta paz, de las que no se conoce discusión seria alguna, o las que no han volado en mil pedazos ni que solo sea por cinco minutos, son las que a final no duran nada.

El amor no es solo buenas palabras, gestos exactos y ternura; el amor es tramposo y ruin. Discutimos y nos peleamos desde el principio de todos nuestros amaneceres, tanto, que nos sabemos de memoria el camino hacia lo peor de nosotros mismos, y también la ruta de vuelta a la reconciliación y la paz. Discutimos y nos peleamos porque nos importa, porque estamos vivos, porque al fuego a veces hay que alimentarlo de mala hierba. Conocemos los reproches, los silencios insoportables, el momento en que todo se viene abajo, y el instante en el que nos lanzamos y lo salvamos todo en el último segundo.

Nos hacemos mayores, y volver al punto de inicio después haberlo quemado todo cuesta. Volver a casa, que eso es la vida, volver, cuesta cada vez más. Pero de repente te ves rehaciendo el camino y llevando contigo una nueva promesa, una nueva esperanza.

Si somos imperfectos y egoístas, como no lo va a ser nuestra relación. El amor se construye también a base de picar piedra en el corazón tozudo del otro. Tropiezas, te vas, reniegas, gritas y todo acaba. Pero el amor sabe que, después, el camino juntos continua.