lunes, febrero 20, 2017

LE BASTA CON DEJAR DE MIRARTE

Nunca dejará de sorprenderme, de asustarme, la capacidad de destrucción que puede tener una mujer.

Lo digo yo, que por lo general, me llevo mejor con mujeres que con hombres, y que vivo felizmente casado. Pero la felicidad es un castillo de naipes, y la ira de la mujer para destrozarlo con un solo gesto es, para mi, terrorífica. Hay el punto en que todo se te escapa, y en ese punto, la ira de una mujer es imposible de igualar. No puedes luchar, no puedes hacer nada. Hablar solo propaga el incendio, callar también. Ningún enfado que yo haya llevado a cabo iguala un solo gesto, una sola de sus miradas, una sola de sus frases que lo destruyen todo. Entonces parece que estés delante de otra persona, alguien con un poder inmenso para arrasarlo todo.

Hay una edad en la que ya no castigas a tu pareja, en que buscas pequeños terrenos estables de tranquilidad, en que cedes confiado, en que te guardas ya muy poco para ti. Hay una edad en que te aterroriza el dolor, y haces lo posible para que nada altere lo bueno que tienes. Demoler todo eso te llevaría años de dudas, tropiezos, penas y arrepentimientos; a ella le basta con dejar de mirarte.