domingo, mayo 03, 2009

UN HOTEL RURAL: CAL JOAN DEL BATLLE

Cal Joan del Batlle es un pequeño oasis dentro del oasis montañoso del Pre-Pirineo catalán. En septiembre estuvimos tres días y nos enamoramos del lugar, este pequeño hotelito, su gastronomía -muy, muy superior a la media de lo que se presupone en un hotel rural- y la humildad de sus dueños, la pareja que forman Ricard y Montse. Acabamos de volver de una mini estancia de una noche y seguimos opinando lo mismo: hay una fórmula para no tomar por imbéciles a los pixapins, apodo cachondo y prepotente que nos dan en los pueblos a los barceloneses que salimos a la montaña el fin de semana (algo así como los antiguos domingueros), hay una fórmula para ofrecer algo ambicioso y bello, como es la cocina de Cal Joan del Batlle, y no la carretada de carne, embutido y vino peleón en porrón, todo sobre manteles a cuadros, con la que se supone, somos felices los urbanitas cuando salimos a pasear por la montaña. Mientras, la crisis hace mella en todos, y este pequeño hotel la nota, pero hemos notado nosotros a la vez, que no por ello han bajado el nivel, incluso que ahora cuidan más algunos detalles. A Montse y a Ricard se les perdona cualquier cosa, son unos esforzados emprendedores, él con su seriedad romántica, su mesura en todos los gestos, ella con la fantasía y el toque femenino valiente que tanto la distancia de las cocinas bárbaras de lugares semejantes. Es el trabajo y el talento de los que lo tienen claro, los que se enfrentan a la mediocridad y al dinero fácil. Podrían ofrecer menús baratos para moteros, vino y carne a la brasa por un tubo, pero no lo hacen. Nos encanta Cal Joan del Batlle porque nos sentimos respetados, y por ello repetimos.