domingo, enero 22, 2012

THE ARTIST


Lo mejor es cuando sales del cine pensando que esa película que acabas de ver la han hecho para ti, y solo para ti. Supongo que con respecto a The Artist, miles de espectadores tienen esa misma sensación, como yo. Cine mudo (sigo adorando el mudo), el drama que significó para parte de la industria la transición del mudo al sonoro (recordad aquellas desternillantes escenas de Cantando bajo la lluvia), música (con fragmentos enteros de la partitura de Vertigo, de Bernard Herrman), dos actores principales que iluminan (tanto la sonrisa de Jean Dujardin, que me temo buscaremos en su futura filmografía, haga lo que haga, como la vida que tansmite la bellísima Bérénice Bejo), y una historia filmada, utilizando las viejas y sólidas artes del medio cinematográfico, para que te emociones, la mezcles con tus propios problemas, anhelos y dificultades, y como resultado, salgas pensando en que, a pesar de todo, hay esperanza. Eso se respira cuando bajan los títulos de crédito y se encienden las luces, se respira en toda la sala.