martes, julio 01, 2008

"LA SOLEDAD" (2007)


No había visto hasta ahora La soledad, film de Jaime Rosales que se llevó los goyas más importantes este año. Antes de verla, pensaba que las otras candidatas a mejor película (Las 13 rosas, 7 mesas de billar francés, El orfanato) no estaban mal, aunque ninguna de ellas se salga de la normalidad más desalentadora, porque el cine necesita de anormalidades, de picos de creatividad y películas que vayan a la contra y que destaquen no por su profesionalidad o correción (como es el caso de, por ejemplo, El orfanato: no puedo decir nada en su contra, es perfecta en su género, pero ¿alguien la va a recordar en un par de años?), y en estas que vi por fin La soledad y todo se vino abajo. Ni 7 mesas de billar francés, ni El orfanato ni ninguna otra de las que protagonizaban la palestra de los Goya le llega a la altura del calcetín. Lo tiene todo para pasar desapercibida, porque nada a la contra de lo que es el cine actual y porque no es profesionalmente perfecta ni espectacular, pero -supongo que, también, por un buen golpe de suerte y marketing- el film se coló en los Goya y triunfó. Historias de momentos cotidianos, silencios, la vida que pasa sin hacer ruido, la vida que no es nada sensacional ni impresionante, la vida sin música que subraye nada, la vida y punto. Ahora planchas, vas al trabajo, te tomas algo en una terraza, y tratas de seguir adelante. La soledad es el sentimiento, pausado, casi un susurro, de vivir el día a día. La soledad no coge a los protagonistas en el momento cumbre de sus vidas, no los somete a una gran aventura, La soledad los fotografía en un momento, pero podría ser otro y la película resultaría igual de maravillosa. Los protagonsitas sufren, claro, pero no son héroes, y ante las dificultades no se convierten en Indiana Jones, sino que tratan de seguir viviendo como han vivido siempre, porque a veces el significado de todo está en lo que hacemos día a día, en nuestra vida tal y como la diseñamos hace ya años, y ya no es tiempo de heroicidades, ni de grandes dramas, tan solo podemos aspirar a recuperar la estabilidad perdida cuando llegan malos tiempos y eso, quizás, es lo que nos hace héroes anónimos. La soledad, un film de héroes anónimos; quizás si alguien nos estuviera filmando todo el día nosotros seríamos como los personajes del film, pequeños héroes, muy insignificantes, como ratoncitos que intentan escapar de la trampa que siempre acecha. Sin ningún artificio, con un estilo milimétrico, unos actores que no había visto jamás y que bordan sus interpretaciones hasta transformar el film en lo más parecido a un documental costumbrista: Sonia Almarcha, una madre joven y divorciada que deja su pueblo para ir a vivir a Madrid con su hijo; verla como le habla a su bebé, el cariño, la dulzura de su voz, o Petra Martínez, una madre buena que trata de contentar a todas sus hijas y ante lo imposible de la tarea, va sintiéndose más y más sola. Cualquier escena con Petra Martínez es una pequeña obra maestra, amo a esta actriz. Sin música en todo el metraje, y con toda la verdad en sus imágenes, La soledad es la mejor película española de los últimos tiempos.