jueves, julio 05, 2012

MOMENTOS EN LA VIDA DE PAPÁ

Avanza el verano, y en casa va creciendo nuestra querida diablilla. Marina se hace cada vez más simpática y no para de tocar, mirar, descubrir, tontear. En Juego de Tronos sería la pequeña de los Stark. Llevarla por primera vez a la piscina fue una de las mejores experiencias de mi vida. Sea como sea, los padres vamos por detrás de las madres en cuanto al amor de los hijos, al menos al principio, y sé que mi niña tiene algo muy profundo con su mamá, por eso un curso de natación para bebés es importante para que yo establezca más lazos con ella, aunque jamás lleguemos a lo intangible que une a madre e hija. Mantenerla a flote mientras patalea en el agua alegremente, practicar mini inmersiones (a esta edad los bebés son, digamos, "sumergibles"), ponerle el gorrito y el pañal-bañador... hay que vivirlo. Ahora mismo, pesada como estaba en casa, me la he tenido que llevar a un café para tratar de seguir trabajando en paz. Ha funcionado. Hemos llegado a un acuerdo, yo le daba una galletita para que la deshiciera pacientemente y ella se quedaba dormida y me dejaba hacer. Y llevo aquí ya casi las dos horas que dura la batería del portátil; mi niña y yo nos entendemos, we're business people. Ahora el día se me acaba pronto y el tiempo lo vivo de una forma totalmente distinta. Aún con cautela, me creo con suerte, llevo la cabeza más o menos bien amueblada, tengo esperanza, y una mujer y una hija maravillosas. En mi casa sigue sonando rock n´roll a todas horas, los nuevos discos de Neil Young, The Cult… No tengo tiempo de escucharlo todo, ni de verlo todo, ni de acertar en todo lo que hago, pero en un buen día, puedo encajar las cosas dentro de un buen orden, mi orden. Es más de lo que en muchas épocas hubiera soñado. Está a punto de llover, mejor nos vamos a casa. Adecuada esta Mission in the rain de Jerry García, en una versión sobrehumana.