domingo, agosto 02, 2009

BAR VELÓDROMO

De adolescentes y hasta los veintipico años todos habíamos pasado por el Velódromo, un viejo bareto de estética modernista situado en la calle Muntaner de Barcelona. Era decadente y sucio, y nos encantaba. Habían mesas de billar y lo mejor que podías hacer era beber una Estrella detrás de otra sin complicarte más la vida. Luego cerraron, y así ha estado el local hasta que hace poco ha reabierto sus puertas gracias a la inversión de la casa de cervezas Moritz (una cerveza que se ha hecho prácticamente con la marca de "cerveza de Barcelona", muy especial de sabor y estética, con ese aire de vieja casa de bebidas de toda la vida, me gusta) y el nombre y cerebro del chef Carles Abellán (del restaurante Comerç 24, quiero ir). Ahora recuperan el concepto primigenio del bar, abierto en los años 30, un local con horarios amplios donde puedes desayunar "de tenedor", tapear, comer, y por supuesto tomarte una caña de Moritz. La caña que me bebí el otro día estaba tirada perfectamente, como se dice, por encima no había espuma, sino crema, y eso se nota.
La Barcelona guapa visita a menudo el local, el ambiente es bueno y limpio, puedes comer o beber, la decoración es la misma que el viejo Velódromo solo que restaurada y ligeramente modernizada. Las bravas son pequeñajas y cortadas a lo largo -lástima- pero están buenas, y superan a las del jodido bar Tomás de Sarriá, por las que todo el mundo pierde el culo. Buen ambiente, luminoso y alegre, hay diarios de sobra a tu disposición, para que el mediodía del domingo sea un mar de tranquilidad hasta la hora de comer. El local funciona, que dure.