sábado, octubre 09, 2010

FREGANDO LOS PLATOS

Recomiendo fregar los platos. Primero porque es una guarrada entrar en una casa con la cocina sucia y la vajilla pringosa acumulada en el fregadero (cocina limpia y cama hecha, es de ley), segundo porque en ocasiones es un placer. Esta mañana fregaba tranquilamente los restos de la cena de ayer, fuimos ocho, un montón de platos, cacharros, copas etc. Primero me he deshecho de botellas de cerveza, vino, tónicas, pieles de limón del gin tonic y demás mierda, luego he colocado milimétricamente lo que he podido en el lavaplatos, soy el mejor en eso, y el resto, casi todo, me lo he trabajado a mano. Cuando era fumador no había mejor cigarro que el que me fumaba fregando los platos, ahora que estoy limpio me conformo con gozar de esa disciplina tranquila y mecánica que requiere una actividad tan denostada por muchos. Esta mañana, relajado, limpiaba platos, cubiertos y copas mientras sonaba el IV de Led Zeppelin y el extraordinario disco de Black Country Communion. Estaba tan bien que ni siquiera he tenido que tomarme el Gelocatil de turno. Necesito momentos así.