lunes, abril 25, 2016

EL MEJOR SECRETO


Tenerte es como tener un secreto, el mejor secreto.

Cuando la semana me deja algo de tiempo libre, me entrego a Marina con voracidad. No quiero que falle nada, no quiero que nada esté fuera de lugar. Marina valida todo lo que he vivido hasta ahora. Oh dios, cuánto me he quejado, cuánto he llorado, y sin embargo, aquí estás. Me entrego a mi hija como un muerto de sed, no quiero malgastar un solo segundo. Mi hija es mi secreto, mi clave, la llave que despeja cualquier duda.

Descubrí que lo que había vivido hasta ahora no era todo mierda, me di cuenta de los mecanismos que habían fallado desde que era adolescente, los errores de cálculo, las piezas que seguían en mal estado después de tanto tiempo. Me llevó tiempo, y sigo en ello, soy un proyecto inacabado, sigo luchando, principalmente contra mi mismo. No me da miedo reconocerlo, formar parte de la estadística de clientes de psiquiatría y demás consultas, tener mi tara, mi pared de ladrillos. No es un estigma, es lo que hay. Es mi vida, también es mi blog y me gusta decirlo, como si presumiera de ello.

Mi niña cuida de mi. Marca los límites, diseña el escenario e impone un tempo y una narración. Nadie ha cuidado tanto de mi como mi propia hija. T'estimo tant, Marina.

lunes, abril 11, 2016

LO QUE SOMOS, LO QUE NOS MERECEMOS


Vivimos en un país de barro, estamos de barro hasta las rodillas, como el cuadro de Goya. No hay horizonte ni dirección, y cuando parece que algo auténtico va a ocurrir, volvemos a caer en el barro.

Catalunya empieza a darse cuenta de los años perdidos, de que la gincana de país independiente no ha hecho más que subirnos a una estúpida nube; y que se han parado muchas máquinas, y que gente muy válida ha dejado de pensar en hacer las cosas bien y de forma práctica. Hoy en día, el independentismo es una alcaldesa que se convierte en heroína al no querer quitar la estelada del ayuntamiento ¿realmente una alcaldesa antepone un pedazo de tela al trabajo real y diario que ha de hacer en su municipio?

Políticos, presidentes de ANC´s y similares, tertulianos y periodistas, deberían pagarnos por cada día perdido de nuestras vidas pensando, discutiendo, peleándose algunos, por algo que ni iba a ocurrir ni ocurrirá nunca.

Un país que piensa que saliendo un día al año a la calle, formando divertidas figuras masivas por la Diagonal, así, sin apostar, sin arriesgar, sin jugarse el tipo realmente, es un país inocente, que por supuesto, no merece nada parecido a la independencia.

Ojalá salgamos del barro, y Catalunya vuelva a ser el país que se limitaba a funcionar y a picotear beneficio en la política española. Eso es lo que somos, eso es lo que nos merecemos.

lunes, abril 04, 2016

ESCUCHANDO A BILL FAY


Escuchando a Bill Fay me he puesto a pensar en la música. Quién la ama, la compra, la mima y le concede un lugar de honor en su casa y en su vida, como una princesa; quién la roba, la trata como a una puta. Solo hay una música, la de creador y la del comprador. Lo otro, es cosa de imbéciles y de chorizos. 

Escuchar música hoy. Ya no hay aventura, ni riesgo, ni emoción. Me compadezco de los que no han vivido lo que yo viví. Los que no han sentido la música como una búsqueda en la que prácticamente estaban solos. Es difícil descubrir un Quadrophenia, o a Rainbow o lo que sea, porque, simplemente, están ahí, a dos clics.


Realmente no estoy diciendo nada especialmente notable, es lo mismo que dije hace cinco o diez años en cualquier conversación, o en cualquier post; solo que de vez en cuando, no sé por qué, algo me recuerda que la música para el 99% del mundo es mierda, y que yo, gracias a Dios, estoy en el 1% de gente normal que paga por una experiencia sonora con carátula y fotos bonitas. Los que todavía otorgamos a un disco un valor que no solo consiste en lo que esconde en sus surcos, sino en el dinero que pagas por él. Pagar por la música que amo es una de las emociones más maravillosas que se me han concedido. El corazón me sigue temblando cuando paso la Visa, o cuando pulso aceptar compra en Amazon.

Sí, el debate de piratería y tal ha pasado de moda y está todo dicho. Pero de vez en cuando, me gusta recordarme que en el mundo hay buenos y malos. Y yo soy de los buenos.