domingo, febrero 17, 2008

COMIDA DE DOMINGO

Son una pareja maja. Me pregunto cuántas parejas majas hay en el mundo, de esas que vas a comer a su casa con gusto, de esas que no quieren ser más de lo que son, y mucho se cuidan de ser menos de lo que les corresponde. Alex y Montse han pasado por un montón de dificultades, y al final, por encima de todo eso, permanece una estructura familiar que puede con todo. Él, ella y sus dos hijos. Conseguir que las tormentas del día a día, y otras cosas peores, no alteren esa unidad sagrada es su gran logro. Por supuesto, todo lo pintan con los amables colores de la gente buena. Su casa, sus hijos, la comida que Montse nos ha cocinado, la conversación, todo responde a un ideal de felicidad que navega suavemente a velocidad de crucero. Ellos no perderán todo eso, porque son buenos con la vida, y la vida sabrá corresponderles con generosidad. Después he acompañado a Álex a llevar a la niña a una fiesta de cumpleaños. Hemos hablado de coches, de los críos, de lo importante que es tener buen rollo con los vecinos, de ese cuadro que representa una vida que no hace ruido y que no imita lo que no es, porque es auténtica e irrepetible en si misma. El país es esta clase de personas. El triunfo de un país, de una ciudad, de un barrio se cimenta en la gente que no juega al despiste ni a las ambiciones, ni al engaño, ni se llenan la boca hablando de sus opciones políticas, como si ellos fuesen los que van a cambiar el mundo. Álex y Montse no cambiarán el mundo, pero a veces pienso que el mundo se sustenta gracias a gente como ellos.