miércoles, agosto 28, 2013

CUANDO JUEGO CON MI HIJA

Inevitablemente cuando juego con mi hija pienso en entregarme a ella, en saborear el momento y fabricar un instante que no termine nunca. Hay algo que se nos pasa por la cabeza a los que somos padres, algo que pensamos cuando jugamos con nuestros hijos, quizás lo pensamos uno o dos segundos. Algún día ya no estaremos, o seremos detritus sin poder de decisión, una carga para ellos. Lo piensas un segundo o dos, quizás te sientes culpable por ello, pero es la realidad, lo será. Algún día ya no estarás, o estarás lejos, o simplemente ella habrá crecido y tú, inevitablemente, también. El ténue olor a precipicio es lo que nos hace responsables, buenos, luchadores; sabemos que esto se acaba porque pasa muy rápido; lo que no nos desespera, no somos llorones ¡todavía somo jóvenes!, simplemente nos hacemos conscientes y consistentes en el amor. No queremos fallar y plantar una mala semilla. El amor y la generosidad deben condicionar todos nuestros actos.