miércoles, junio 22, 2011

CLARENCE


En Hollywood siempre cuidaron la figura del secundario. Agnes Moorehead, Walter Brennan, Dan Duryea. Actores con carácter, que defendían a su personaje en un par de trazos maestros. Tenían que ser rápidos, porque salían menos en pantalla que las estrellas del reparto; captar la mirada del espectador en pocos minutos, y luego desaparecer. Pero también tenían que ser elegantes y generosos, aunque pudieran, no debían robar la escena al protagonista, tenían que dejar huella pero sin que se notase. Unos interpretaban siempre al amigo fiel del protagonista, otra a la clásica y malvada ama de llaves, o al conductor de diligencias borracho, o al oscuro chantajista de cine negro. Ellos estaban en la segunda línea, pero siempre me acuerdo que mi abuela tenía muy presente, por ejemplo, al ama de llaves de Rebeca. Mi yaya recordaba más a aquellos secundarios que a las propias estrellas. Estos días ocurre lo mismo. Clarence Clemons pasa al primer término, y Bruce lo mira, por última vez, desde el fondo del escenario. El último solo de Clarence, o el tópico que encuentres. Lo quiero tanto porque me ayudó a crecer, y sé que a muchos os pasa lo mismo. Bruce significó nuestra puerta de entrada al rock n´roll de verdad, y a quién veíamos a su lado sino a aquel monumental saxofonista. Nos asustaba, se hacía respetar, pero lo queríamos. La música tiene estas cosas. Clarence era un secundario que aparecía en momentos muy determinados, pero cuando lo hacía, ay cuando lo hacía. Todos podemos escoger nuestros momentos Clarence: Rosalita, Quarter to three, Jungleland, Thunder road. Era el hombre de la banda, y como he leído hoy, la conexión directa de Bruce con el pasado más dorado de la E street band. Era escuchar de nuevo su saxo y transportarte a otras épocas. Estos días resuenan muchas canciones y mucho saxo. Esta noche toca Thunder road, la original. Gracias por todo Clarence.