sábado, noviembre 08, 2008

JOHN MELLENCAMP: "LIFE, DEATH, LOVE AND FREEDOM" (2008)


Freedom´s road fue un acierto, un disco comprometido que trazaba un link con el John Mellencamp de The Lonesome Jubilee o Scarecrow, energía e inconformismo, y una visión de América trabajada en las siembras de las regiones remotas, en los problemas y los sentimientos de la gente de la clase media baja, ahora ante un mundo extraño post 11S. Pero eso fue en 2007, ahora John Mellencamp, vuelve a dar un giro a su carrera y encara la desazón de su país a ritmo de raíces, de folk, country y sentidas tonadas acústicas que, sin embargo no aburren ni dejan indiferente. Life, death, love & Freedom es un disco sabio, que traza una espiral concéntrica hacia su propio corazón, el de John Mellencamp, no se expande, como Cuttin' Heads (su disco del 2001), se entreteje en si mismo, en su cerrada sonoridad, a escuchar en la soledad de tu habitación, o de tu iPod. Mellencamp en su versión más austera y sincera, y My sweet love, una de sus últimas perlas.

PROFESOR

Nunca me he llevado especialmente bien (ni mal) con Llorenç. Ayer hablaba con él mientras comíamos en el colegio, una conversación amable, fresca. Llorenç es profesor desde hace más de tres décadas, un hombre inteligente, culto, que lleva su profesión con discreción y seriedad. Sabe que él solo es un escalón más en la empinada cuesta llena de trampas que es la vida de sus alumnos, pero su escalón lo mantiene limpio y brillante como el primer día. Llorenç se jubila el año que viene, pero sigue dando sus clases con una profesionalidad que ya querrían tantos incapacitados mentales recién licenciados que campan por las aulas del país buscando unicamente seguridad laboral. Se apunta a cualquier avance tecnológico, quiere aprender, y cada año me propone nuevos caminos para mis clases. Llorenç desmonta cualquier argumento sobre las ventajas sociales y laborales del funcionariado, Llorenç mantiene su escalón impoluto, se hace respetar porque sabe que el respeto a la autoridad es necesario, es un bien moral, y a cambio considera a sus alumnos personas inteligentes, les tiende la mano para que suban a otro nivel, para que se hagan mayores, y lo hace sin que nadie se de cuenta, con dignidad, oficio y, seguro, corazón. Sus alumnos, los inteligentes y con suficiente sensibilidad, le recordarán toda la vida.