viernes, septiembre 12, 2008

ESTADOS UNIDOS

Recuerdo que no hace muchos años, trabajando en los talleres de la escuela, siempre me enzarzaba en debates con compañeros de trabajo, muchos del tipo perroflauta (pantalón a rayas, malabares, rastas, perro, flauta), dicho eso con todo los respetos, sobre el antiamericanismo. Eran definitivamente tiempos nubosos para la razón. Estados Unidos eran la causa de todos los males, los malditos fascistas que habían encendido el planeta después del 11S ¿una democracia? qué va, mejor Castro que Bush decían, que en Texas hay silla eléctrica, que Irak es el nuevo Vietnam, que... Hoy, cuando se cumple un nuevo aniversario del 11S pienso en toda esa tontería que muchos llevaban encima, peña que no bebía Coca-Cola, ya me entendeis, boicot a América, boicot a Bush. Y yo sonreía para mis adentros, porque ni los boicots sirven de nada (¡bebe la maldita Coca Cola, coño!), ni Estados Unidos era la potencia maligna que todos querían pintar. En el fondo, mirar afuera servía para no molestarse en entender nuestros propios defectos. El debate era una cuestión de buenos, nosotros, y malos, ellos. Y yo pensaba, como lo hago ahora, que aquí somos igual de malos. Que si España fuera la primera potencia mundial y un día unos aviones se estrellaran contra las torres Kio y la Sagrada Familia, entonces España reaccionaría como lo hizo Estados Unidos, como un mastodóntico elefante herido... y asustado. Los complejos y miserias de la sociedad norteamericana son los nuestros, solo que amplificados mil veces más por ser un país con más dinero y más poder, con más miedo, con más enemigos. Quizás, en vez de criticar deberíamos aprender algo, nos llevan décadas de democracia por delante.