viernes, junio 25, 2010

KISS (PALAU SANT JORDI 24-VI-10)


Detrás de toda la mercadotecnia, de todo el abuso propagandístico, del populismo rocanrolero y de toda la hinchada y vacía tontería, Kiss siguen siendo algo por lo que vale la pena darle la espalda a Bob Dylan. Se merecían mi apoyo y el de todos los que sin embargo no llenaron el Sant Jordi, porque Sonic Boom fue y sigue siendo una sorpresa inmensa, y porque el show fue digno y también espectacular. He seguido la carrera de esta gente al milímetro, son mi banda, y por ello agradezco detalles, como que empiecen con Modern day delilah, que rescaten Crazy crazy nights, que Paul chatee vagamente con Shandi, deliciosamente pasada de moda, y que hayan un par de detalles aquí y allá que los diferencien respecto a sus últimas giras. Y la pinta que ofrece la banda es muy, muy buena, bien de voz, de actitud, jugando siempre con las cámaras, dosificando y gustando en todo momento, se les ve mejor que en el tour de reunión, sobretodo porque se han quitado de encima esas dos piedras en el zapato que eran Peter y Ace, dos pobres hombres cuya falta de profesionalidad les hace incapaces de seguir el ritmo de Gene y Paul; así que, de nuevo, bienvenidos Eric y Tommy. El sonido era una borrachera de ecos, ya no entro ni a valorar la actuación de Imperial State Electric -fantástica banda, fantástico disco de debut, fantástico inicio con el Hello there de Cheap Trick- a la que disfrutaré cuando vengan solos, y aún así, las canciones de Kiss siguen siendo irreprochables píldoras de rock n´roll. Volver a Cold gin después de todo este tiempo es la prueba de que Cold gin es más grande que cualquier otra canción en el mundo. Me gustó ver a tantos padres que llevaban a sus hijos a Kiss, a tantos adolescentes y a tantas viejas glorias. Kiss han mantenido y renovado público, y estiran ahora su talento unos pocos años más, porque hay más dinero que ganar y porque eso es lo que hacen. Habrá otro disco después de Sonic Boom y quizás vuelvan por aquí, aunque no firmaría porque lo hicieran de nuevo en Barcelona. Tuve que ir con muletas, aunque lucí una preciosa camiseta de la gira Hot in the Shade; en el escenario estaba mi héroe Paul (nos volvió a cantar Guantanamera y cucurrucú paloma, por supuesto, como si fuéramos idiotas), y a mi lado la mejor compañía posible.