domingo, octubre 31, 2010

LOU REED, THE BLUE MASK


Vuelvo a este disco de 1982 más que a ningún otro de Lou Reed. Me encanta la mezcla que hay entre un hombre con una pareja estable, tratando de echar el freno y ser un tipo corriente, con su casa, su tranquilidad, sus fantasmas y sus cosas (como describe en la fantástica, tan sencilla, My house), y la tormenta que siempre acecha en Lou Reed, esta vez agitada gracias a la guitarra de Robert Quine, un afilador de cuchillos sónicos que convierte temas como Waves of fear (¿uno de mis 10 temas de Lou favoritos?) en pura paranoia y violencia. Los versos de Lou son sinceros, confesionales y a veces dan vértigo, como en la sinpar The Gun, que no es una canción, es un túnel oscuro y serpenteante, hacia abajo y hacia abajo. El sonido cálido que siempre acaricia Lou con su guitarra, el bajo de Fernando Saunders y la guitarra de Robert Quine, el mejor Lou Reed (como el de New York), no necesita mucho más.


viernes, octubre 29, 2010

JOHN HIATT (BIKINI, 28-X-10)


Aunque el John Hiatt que nos acaba de visitar no es el del directo del "Budokan" de los 90, y es un Hiatt muy low-key, con sonido carnoso y certero faltaría, pero sin ninguna fuga de energía inesperada, sin sorpresas ni saltos al vacío, habría que pensar que, pongamos, en 1995, o en el 2000, ni soñábamos con que este hombre se pasaría algún día por una sala de nuestra ciudad. Y lo ha hecho, y ha tocado todo lo que imaginábamos: repaso a Bring the Family, más paradas en los también imprescindibles Slow Turning y Stolen Moments, y alguna agradable sorpresa como el Crossing Muddy Waters, de aquel disco homónimo, serio, acústico y brumoso que nos entregó en el 2000. Administrando con conciencia su energía, su cancionero y su talento, Hiatt continúa sobreviviendo, y este concierto no hará más que mantener el respeto que muchos le tenemos y que nunca dejaremos de tenerle. También tocó tres o cuatro temas de su último y excelente The Open Road, que demuestran que el río no se ha secado, y que aunque a velocidad diesel, Hiatt sigue creando nueva música, manteniéndose vivo y mirando a los ojos a aquel alcohólico desesperado que milagrosamente grabó Memphis in the Meantime con tres buenos amigos, a mediados de los 80.

miércoles, octubre 27, 2010

SHARON JONES & THE DAP KINGS (APOLO 26-X-2010)


Autoridad. Punto. Lo que le falta al Papa de Roma, a Zapatero y a Rajoy, a tu jefe, lo tiene Sharon Jones en cada movimiento, cada espasmo de su voz. Ayer todos hicimos lo que ella quiso y nadie rechistó. Así da gusto ser creyente y obedecer. Llevando hasta el límite algunos temas, empujando al público a la fiesta, en la más pura tradición soul, Sharon Jones & The Dap Kings repasaron I learned the hard way y 100 days, 100 nights, homenajearon a Solomon Burke, y ella sacó a un par de tipos a bailar, sin dejar ni un segundo de derrochar simpatía, sudor y entrega. Sharon Jones lo consigue. El público, variado, con mucho modernillo, repetirá de nuevo cuando vuelva. Daptone Records es como una familia, y la mamma es ella, Sharon Jones, quién arrastra a las demás bandas del sello, ella y sus Dap Kings: una sección de viento que levanta pasiones, una esbelta bajista, un percusionista que podría ser el conserje de tu edificio, y un guitarra solista que ejerce de serio director de orquesta, trajes y corbatas, sudor y savoir faire soul. Con ese panorama y el Apolo a rebosar, me cabreó que hubieran algunos tipos charlando en la barra como si nada (¿pero se puede saber qué coño esperáis de la vida?), suerte que Sharon no los vio, se les habría caído el pelo.

domingo, octubre 24, 2010

LA RED SOCIAL


Corre el peligro La Red Social de ser confundida con una película de adolescentes gilipollas, fiestas en casas con piscina, ex compañeros de piso de Sheldon, y tonterias universitarias varias, y ah, una película sobre Facebook. Aunque dudo que saliendo del cine muchos sigan con esa idea. La Red Social es David Fincher, pero también un guión de Aaron Sorkin trepidante, vibrante y finalmente terriblemente sórdido. El personaje protagonista, el Mark Zuckerberg que puede ser como el Mark Zuckerberg real o no, pero que no importa, interpretado de forma alucinada, gélida, despiadada, por Jesse Eisenberg, lo dice todo sobre lo que significa el triunfo en la sociedad que nos ha tocado vivir, sobre el hecho de ser un inadaptado, una víctima, y en última instancia un ser ruín. Hay dos escenas que guardaré durante mucho tiempo en mi memoria de pez cinematográfica, la primera, cuando Mark "rompe" con su novia, principio de todo, y luego los dos, tres últimos minutos de film. Una carrera vertiginosa a la cima y al fin, al vacio.

sábado, octubre 23, 2010

NADA QUE DECIR

Aunque un blog es algo personal, y en este que lees se publica solo lo que a mi me viene en gana, es bueno tener un límite, un departamento de calidad que no te deje publicar lo que no aporta o no vale la pena. Los que tenemos blogs, por humildes que sean, le debemos un respeto a quién invierte 20 o 30 segundos leyéndonos. Cuando pasan días y no escribo nada es que mi responsable de calidad particular está actuando, y no me deja colgar la primera tontería que me venga a la cabeza. Todo esto lo pensaba ayer mientras leía algunos post de la página Metal80.com, con artículos razonados, bien escritos y mejor documentados, sobre el heavy de los 80. No sé quién está detrás de esa página, pero seguro que alguien con ganas y con cultura, y con respeto por sus lectores. Por tanto decía, cuando no publico es porque no tengo nada que decir. El mundo es grande, las noticias son jodidamente buenas o pésimamente malas, hay amor, música, cine, comida y las cosas que te pasan, pero a veces, ohlalá, no tienes nada que decir. Y ante eso, mejor no publicar ¿no?

lunes, octubre 18, 2010

BLUE RODEO, SMALL MIRACLES


Voy catando aquí y allá en la discografía de Blue Rodeo, y me va a dar un ataque si no encuentro ya un mal disco. El anterior a Things we left behind, su última y loada obra, es este Small Miracles del 2007, que tuvieron la buena idea de vender en su reciente gira. Small Miracles te traslada al Sweetheart of the rodeo de los Byrds, a Gene Clark y esos temas, Full Circle, country luminoso pintado con los colores pop más bonitos que puedas imaginarte. So far away, el primer tema, me lleva en volandas cuando el día decae y lo veo todo muy chungo, y Black Ribbon es irresistible, lo tiene todo, con esas mínimas pinceladas psicodélicas incluídas. Regala estas canciones, hazte amigo y sonríe. Hoy ganamos. Las cosas que solo te da la buena música, amigo.

domingo, octubre 17, 2010

CLARISA

Me dan la noticia de que Clarisa ha muerto. Mi última conversación con ella, siempre por mail, es de principios de 2009. Me siento aturdido, muy, muy acongojado, porque Clarisa era de las que dejan huella, por poco que la conocieras (en directo tan solo la vi una vez, en aquella comida de alumnos del master de guión, donde ella por cierto fue el centro y corazón de todo el encuentro). Hay personas que mientras viven te dan una lección, no sé cómo lo hacen, pero desprenden ganas de vivir, de sobreponerse, y tienen la mirada ardiente, viva, y sonríen y confían. Ella era guionista, como yo.

http://aventurasdeunguionista.blogspot.com/2010/10/chau-clari.html

BAR CAÑETE, BARCELONA

Ahora mismo el Cañete es uno de los bares de tapas con más nervio de Barcelona. Lleno, a plena actividad, con camareros circulando detrás de la barra resolviendo mil situaciones por minuto, y una cocina a la vista que funciona a todo trapo, este local del Raval (Calle Unió, debajo del Liceu) es un espectáculo en si mismo. La orientación de la carta mira hacia el tapeo del sur, con torta de camarones, salmorejo, pringá... Además de embutidos y quesos. No todo funciona al 100%, unos cap i tripa que probé me resultaron bastante inofensivos, pero el bocata de calamares, el relleno de pringá o la golosa cansalada con puré de patata (bombón ibérico lo llaman) son buenas opciones a un precio muy ajustado. Dos o tres cañas por barba y un buen surtido de tapas y platillos te sale por menos de 50, dos personas. En la entrada hay un espacio separado donde te puedes tomar el café y algún postre más tranquilamente. Siempe está bien buscar excusas para darse una vuelta por el Raval, esa república independiente de Barcelona a la que cada vez nos sentimos más ajenos los nativos.

jueves, octubre 14, 2010

BLACK SABBATH: SEVENTH STAR ERA, REINA EL CAOS


¡Se reeditan a todo lujo los imprescindibles Seventh Star y The Eternal Idol de Black Sabbath! Ante este pedazo de noticia pocos levantarán su culo y pasarán por caja en Amazon o Revolver; yo, quizás tú que estás leyendo esto, y algún otro monguer. Quiero decir, Seventh Star y The Eternal Idol pertenecen a la peor etapa de Black Sabbath, mediados los 80, sin Ozzy, sin Dio, ni siquiera con Gillan, lo peor. Ambos son discos que representan a un hombre, Tony Iommi, en la encrucijada ¿Sabes lo que es salir de una empresa triunfadora y tenerte que buscar curro aunque tu currículm sea inmejorable? ¿Estarías dispuesto a trabajar en otra empresa de menos éxito, donde te pagan peor, has de vender tu otrora insobornable talento y trabajar con personas que en otra época te habrían traido los cafés? Bien, pues en ese punto estaba Iommi, guitarrista fundador, genio de Black Sabbath en 1985. Quería pero no podía. Había vuelto de una larga gira con Ian Gillan como vocalista, la gira del escenario de Stonehenge, que recorrió arenas de Europa y Estados Unidos y le permitió seguir viviendo como una estrella, pero que a la larga, representó el principio del fin. El experimento Purple-Sabbath, con un Gillan que pensó que cantar en Sabbath tan solo consistía en gritar hasta desgañitarse, un disco incomprendido en su momento, Born Again, y unos fans histéricos porque se las venían venir, se convirtió pues en un acuse de recibo. Despierte sr. Iommi, despierte. Y despertó, en el Live Aid, con esa momentánea reunión de los Sabbath originales, y algunos infructuosos contactos para intentar traer al exitoso Ozzy de vuelta al redil.


Finalmente Iommi se tomó su tiempo, todos abandonaban el barco menos él, así que contrató al pequeñín Eric Singer a la batería, quién ya empezaba a hacer de las suyas en el mundo de los contratos temporales, a Dave Spitz al bajo y a Glenn Hughes, leyenda ex Deep Purple a las voces. En un principio pretendía grabar un disco en solitario con distintos cantantes, pero cambió de idea, y le dio a Hughes toda la responsabilidad. La compañía de discos, con Don Arden (el padre de Sharon Osbourne) a la cabeza, le presionó para que el disco fuera de Black Sabbath, así que finalmente, tenemos ese extraño producto llamado "Black Sabbath featuring Tony Iommi", más vendible que un simple disco en solitario. El resultado es miel para los oídos dispuestos a sumergirse en un baño turco de teclados, guitarras livianas y atmósferas propias de la época. Hay canciones grandes, mayores, como In for the kill, power ballads muy resultonas, No stranger to love, y un buen grupo de temas que gustan si tienes paciencia, Angry heart, Sphinx... un metal muy atmosférico, como digo, y un resultado en general digno, atractivo, aunque de menor enjundia que los dos discos que vendrían después, todavía en los 80, el implacable The Eternal Idol -donde Iommi recuperaría la garra en los riffs- y Headless Cross, los dos con el aplicado Tony Martin a las voces. Los temas de Seventh Star no tienen riffs memorables, la pasión la pone Glenn y sus privilegiadas cuerdas vocales, pero como digo, es un buen disco.



Las cosas más o menos iban encaminándose para Iommi, así que era el momento de emprender un nuevo tour. Para esta ocasión Iommi se dejó de grandilocuencias y monolitos e hizo diseñar un escenario que era... ¡grandilocuente otra vez! El montaje se dividía en dos decorados, a la izquierda aparecía una vieja ciudad, de corte medieval, y a la derecha otra futurista, ambas estaban unidas por una pasarela encima de la cual se situaba la batería y los teclados. Iommi quería expresar nosequé pollas de la evolución del tiempo y el ser humano, y como siempre, hizo el ridículo. Los primeros conciertos significaron varias cosas, una que nuestros amigos del averno (cuatro más el Casper de la saga Sabbath, Geoff Nichols, siempre presto a echar una mano en los teclados y a no salir en las fotos) ofrecían unas pintas dignas de Carmen de Mairena, maquillados y aseados con las mejores pintas, que los pabellones estaban ligeramente más vacíos, que Tony tocaba bien, como siempre, y que Glenn estaba... perdido. Los seis primeros conciertos de la gira Seventh Star de 1986 son una de las experiencia más vergonzosas a las que puede asistir un fan del metal. Glenn Hughes no da con ninguna nota, la voz le chilla, en escena está descolocado, pesado y patoso. Borracho y yonqui en suma, aunque él se justificó diciendo que antes del primer concierto tuvo una pelea con alguien del equipo de management y recibió un puñetazo en la nariz que le fastidió la voz. Tonterías, Glenn pasaba por un momento dramático, y si coges cualquier bootleg de estos seis primeros conciertos (Cleveland, Detroit), o el video de Detroit, asistes ojoplático al hundimiento de un vocalista inigualable.


(Formación Sabbath recién despedido Glenn Hughes, con Ray Gillen)

En los últimos temas de cada uno de esos conciertos, el propio Geoff Nichols, nuestro Casper el fantasma bueno, tenía que ponerse al micro, y cantar las canciones, mientras Glenn se balanceaba y trataba de balbucear algo con sentido. Naturalmente que Tony ya lo veía venir y desde el inicio del tour contrató los servicios de Ray Gillen , entonces cantante desconocido (posteriormente en Badlands, y fallecido a principios de los 90 víctima del SIDA), quién pasaba el rato en el autobús de gira a la espera de que Glenn se desplomase ya totalmente y él ocupara su lugar. Al séptimo concierto, Tony ya tuvo suficiente, echó a Glenn Hughes y el tour continuó hasta el final con el hábil Gillen, cuyo futuro en Sabbath sin embargo no daría para mucho más (grabó The Eternal Idol entero, pero Iommi lo despidió por ir demasiado sobrado, entró Tony Martin y regrabó las voces del disco, pero eso es otra historia, algún día hablaré de The Eternal Idol). Al cabo de los años, cuando ya nos hemos acostumbrado al actual Glenn Hughes hiperactivo, sobrado de cualidades, mucho más en forma que tantos otros de su generación, nos cuesta ver a ese Glenn más parecido a un patético Liberace encocado, que con Black Sabbath dió lo mejor, o casi, en el estudio con Seventh Star, y lo peor en aquellos bochornosos conciertos de los cuales os incluyo aquí algún video. Un periodo loco, fascinante. Ya no habían más Paranoids, Masters of reality, ni Mob Rules, pero la música de los Sabbath post Dio siempre me ha parecido dramáticamente infravalorada. Nunca es tarde para (re)descubrirla. Black Sabbath da para toda una vida ¿verdad?



martes, octubre 12, 2010

UN TRABAJO EN CLASE: MINEROS DE SAN JOSÉ

En una de mis clases, un grupo de chavales están elaborando una cápsula informativa audiovisual sobre los 33 mineros chilenos atrapados a 700 metros de profundidad. Podían escoger entre otras noticias de actualidad, desde ETA hasta las inundaciones de Pakistán o el tema del burka, pero el componente de suspense, casi de ciencia ficción, de lo que ocurre ahí abajo en Chile les ha seducido ¿Saldrán o no saldrán? ¿Cómo sobreviven? ¿Cómo comen, respiran, mean? Ahora que parece que todo va a ir bien, y que los sacarán con vida muchas semanas antes de lo previsto, este grupo de niños, niños periodistas, tendrán que saber encauzar la noticia en una nueva dirección, no solo explicando este final feliz, sino entendiendo lo que ahora ocurrirá con estos 33 humildes obreros -más familiares, amigos etc.- cuyas vidas cambiarán para siempre. En el exterior recibirán toneladas de calor humano globalizado, pero también medallas, premios, dinero, iPods cortesía de Steve Jobs, invitaciones de famosos clubes de fútbol para asistir a sus palcos, de programas de televisión, de productoras de cine. Ojalá disfruten de todo eso sin perder la perspectiva, el equilibrio. Yo no sabría. Mientras, en clase, espero que este grupo de chavales comprendan la magnitud de la lucha por la supervivencia que han librado estos tipos, pero también el gigantesco tsunami que se les viene ahora encima, para el que muchos de ellos, temo, no van a estar tan bien preparados.

sábado, octubre 09, 2010

FREGANDO LOS PLATOS

Recomiendo fregar los platos. Primero porque es una guarrada entrar en una casa con la cocina sucia y la vajilla pringosa acumulada en el fregadero (cocina limpia y cama hecha, es de ley), segundo porque en ocasiones es un placer. Esta mañana fregaba tranquilamente los restos de la cena de ayer, fuimos ocho, un montón de platos, cacharros, copas etc. Primero me he deshecho de botellas de cerveza, vino, tónicas, pieles de limón del gin tonic y demás mierda, luego he colocado milimétricamente lo que he podido en el lavaplatos, soy el mejor en eso, y el resto, casi todo, me lo he trabajado a mano. Cuando era fumador no había mejor cigarro que el que me fumaba fregando los platos, ahora que estoy limpio me conformo con gozar de esa disciplina tranquila y mecánica que requiere una actividad tan denostada por muchos. Esta mañana, relajado, limpiaba platos, cubiertos y copas mientras sonaba el IV de Led Zeppelin y el extraordinario disco de Black Country Communion. Estaba tan bien que ni siquiera he tenido que tomarme el Gelocatil de turno. Necesito momentos así.

viernes, octubre 08, 2010

BLUE RODEO (6-X-10, RAZZMATAZZ 3)


Definitivamente, en mi bar siempre tendrían cabida Blue Rodeo. De lunes a domingo, las noches que quisieran, el tiempo que quisieran. Banda de larga trayectoria, descubierta ahora por muchos de nosotros gracias al doble Things we left behind (lo escuché cuando salió, me gustó, ahora me gusta diez veces más, y sigue creciendo), practican con dedicación y mimo un country rock envuelto en gustoso pop, aunque lo que más me gusta de ellos son esos largos desarrollos instrumentales, como anteayer en algunos finales y en el segundo compacto de Things we left behind. Buenas vibraciones, simpatía, calidad y entrega. Venían sin Greg Keelor, co-líder de la banda junto a Jim Cuddy, pero su sutituto temporal tocó con buen gusto y pasión. Sin necesidad de reventar amplis, ni bajarse los pantalones, ni hacer la pelota, Blue Rodeo nos dejaron el miércoles pasado felices. Seguiremos buceando en su discografía, y esperándoles, que seguro que vuelven.

jueves, octubre 07, 2010

ACE FREHLEY


Ahora que se anuncia la publicación de las memorias de Ace Frehley para 2011, todavía más elogios va a recibir su figura. Ace creó para Kiss un sonido particular, casi minimalista, un concepto que valoraba el feeling del sustain antes que la cantidad de notas por metro cuadrado, un estilo propio y original en definitiva, inimitable, y también le dio a la banda el gen de rock n´roll del que Gene y Paul eran capaces de olvidarse tan a menudo, ahora con la música disco, ahora con las óperas rock. Pero la posterior carrera del Spaceman ha sido decepcionante. Frehley´s Comet empezó bien, heavy con buenas melodías y riffs, un poco pasteurizado por la producción de mediados de los 80, pero válido. Luego la nada. Gene y Paul lo rescataron del asco vital (como al pobre Peter) en la reunión del 95, entonces su figura se reactivó, así como su carácter poco fiable, sus empanadas y sus vicios. Adoro el sonido Frehley, su disco en solitario del 78 fue el mejor de los cuatro Kiss, y su catálogo tiene una buena ristra de clásios, de Cold Gin a Rocket ride, de Parasite a Shock me, leeré su libro y me lo pasaré en grande, pero es triste que este hombre haya tirado su vida por la borda durante tantos años. Su talento se fundió con su salida de Kiss, y desde entonces ha vivido del mito y de caer extrañamente bien al fan. Durante años Gene y Paul eran los malos, los que estaban ahí por la pasta, y Ace era el auténtico, el amigo de los niños, el rockero que vive por y para el rock. Sin embargo el tiempo ha dado la razón a los primeros, porque Ace quiere la pasta como el que más, y su concepto del rock n´roll es pasarse décadas enteras sin firmar una canción decente, mientras promete y promete que el disco de su vida llegará pronto. Musicalmente, Ace está acabado, su último disco no me interesa en absoluto. Ahora es un hombre entrañable y viejo, que se cree mejor de lo que quizás es, otro genio que vive mirando al pasado. Y le sigo queriendo.

lunes, octubre 04, 2010

NEIL YOUNG, LE NOISE


No entiendo la sorpresa con el disco de Neil Young. Es decir, entiendo que guste o no, pero nada más. Hoy día estamos curados de espantos, la música nos ha dado tantas alegrías, decepciones, infartos etc. que nuestro cuerpo ya segrega suficientes plaquetas para cuando escuchamos algo supuestamente... ¿sorprendente? ¿difícil? Somos perros viejos, sí. Había que estar a principios de los 80 para saber lo que era que Neil te la diese con manteca con aquel vocoder y Nils Lofgren a su lado pegando saltitos idiotas. Ahora en cambio, Le Noise me parece coherente con lo que está siendo la carrera de este hombre desde los 90. Si todas las canciones fueran acústicas, lo compararían con Praire Wind, pero aquí Neil ha cogido su distorsión y se ha encerrado con Daniel Lanois en una cueva donde sonidos y palabras reverberan y rebotan hasta el infinito. Si escuchas este disco en el momento correcto, como es mi caso, te sientes irremediablemente atraído, aunque luego pienses que es mejor o peor que el anterior, o que el maestro Chrome Dreams II. Hitchhiker, Angry world, Sign of love o la acústica Love and war, no dejo de escucharlas. Sonidos de una mente cortocircuitada, palpitaciones eléctricas antes de la tormenta, una bombilla parpadea, el hilo musical de una estación lunar abandonada. Más o menos.

domingo, octubre 03, 2010

WASP, INSIDE THE ELECTRIC CIRCUS


Algún desaprensivo en no recuerdo qué web, escribía que los discos clásicos de WASP son un par de temillas que están bien y lo demás todo relleno. Hay que joderse. Es lo que tiene la libertad (y que dure, claro), cualquier pichón de tres al cuarto cree que puede cargarse la carrera de una banda como WASP en un par de líneas. En cualquier caso, una persona inteligente sabe que Blackie Lawless lleva décadas currándoselo, que da pena leerle en las entrevistas, pero que sus discos actuales son dignos y los clásicos, bien, imprescindibles. Escucho ahora Inside the Electric Circus, 1986, y qué decir. Otros tiempos, otro vestuario, otros peinados y otras ideas sobre la vida; y cuatro pulgosos carroñeros grabando en Hollywood Hills un disco repleto de rabia y provocación. De WASP, lo que siempre me engancha es la forma de cantar de Blackie. Este hombre no canta melodías, directamente se pelea a ostias en cada verso, y saca la peor bilis estrofa tras estrofa. Un disco que pasará a la historia por la versión del I don´t need no doctor (Humble Pie, recordad cómo la cantaba Steve Marriot. Piel de gallina), pero que es todo espectáculo de principio a fin. Aquí añado el clip de I don´t need no doctor, que presenta el montaje que llevaban por entonces en directo. Puro delirio y espectáculo.