domingo, mayo 10, 2009

MI VECINO DE ABAJO

Piensa que siempre hay alguien peor que tú y no te equivocarás. Hoy el Barça podría haber ganado la Liga, pero no ha podido ser, lástima. Lo que podría ser una tranquila reacción de "la semana que viene ya ganaremos", para el vecino que tenemos abajo ha sido todo lo contrario. Cuando ha marcado el Villarreal ha estallado en gritos e insultos, en putaputaputaostiaputaostiaputa hasta que, seguro, la saliva le colgaba de la boca y el orín manchaba sus pantalones. No ha parado, se le oía por todo el patio de manzana, en un tono violento de verdad, muy muy violento, fuera de lugar, todos somos forofos de vez en cuando, pero lo de este tipo era grotesco. Los hay que pensarán que un equipo que nos ha dado tantas alegrías este año bien merece descender a la Tierra y perder algún partido decisivo, pero en el caso de mi vecino de abajo no había reflexión posible: ostiaputaostiaputaostiaputa... y ostiaputa. Lo peor es que mi vecino de abajo es un hombre corriente, con mujer y dos hijas. Posíblemente estaba solo viendo el partido por la tele, pero qué más da. Moralmente este idiota no debería ser ni padre ni marido, moralmente, porque en la práctica es un hombre como tú y como yo. Los idiotas peligrosos están inflitrados con bisturí en cada barrio, edificio y piso. No puede ser bueno que unas niñas oigan a su padre comportarse así. Por qué no contenerse en la tristeza y explotar en la alegría, la felicidad sí da lugar a una sana locura, la infelicidad debería movernos a la reflexión, no a la rabia y a la ceguera. Pero el fútbol y los goles del Villarreal son solo un aperitivo para la rabia infinita de mi vecino de abajo; a veces le oigo gritar a su mujer por la noche y la cosa es mucho peor (no es violencia doméstica, ella también grita, simplemente es una dinámica destructiva, limpia y sin moratones) y pienso que tengo suerte de no ser así, pero eso es consuelo de tontos. El crimen organizado, el terrorismo ya no es ETA ni Bin Laden, los asesinos del amor y de la vida están en el entresuelo, en el tercero segunda, en el quinto. Se harán viejos habiendo completado su tarea: evitar que los demás vivan en paz. Y lo habrán hecho sin huellas, sin moratones, y con la conciencia perfectamente tranquila.

IGNACIO JULIÀ

Fantástico, aunque corto, el artículo de Ignacio Julià en Ruta 66 sobre la trilogía de Berlín de David Bowie: Low (mi favorito), Heroes y Lodger. Ignacio Julià es el mejor escritor musical del país, no me cabe la menor duda. Siempre me he sentido cercano a su estilo un punto melancólico, a parte de sus gustos con los que normalmente comulgo, y lo mucho que de él ves en lo que escribe. Julià es lo primero que leo en cada número del Ruta, luego echo un vistazo a los ártículos de su cruz, o su cara, Jaime Gonzalo, del cual aprecio su histrionismo inconformista de cosecha punk, con artículos maravillosos que ahora me vienen a la cabeza, uno sobre los Beach Boys post Pet Sounds que me iluminó y muchos etc. Ahora los dos han cedido paso a otras plumas y otros colores, el Ruta 66 ya no es lo que era, pero en números como el actual recupero la fé en la mejor revista de rock del kiosko.


(Bowie en escena en 1978. Tiempos de vanguardia recogidos por Ignacio Julià. A él no le gusta el directo que editó Bowie por entonces, On Stage, yo en cambio lo adoro)