sábado, enero 19, 2013

NAHIR


Putadón como una catedral. Nuestra grandota, Nahir, tiene un tumor maligno. Por suerte se lo han conseguido quitar, pero a medida que pasen los años, irá aumentando la posibilidad de que se le vuelva a reproducir. Ahora está bien, como siempre, hecha un panzer, la perra más buena del mundo. Mi hija cuando la ve venir se pone a gritar como si estuviera viendo al payaso Fofó, y ella, Nahir, la acaricia a lametones, con toda la suavidad. La adoptamos en la protectora de Barcelona, hacía un mes que la habían abandonado, y allí estaba, entre docenas de perros, quieta, con esa especie de depresión fantasmal que sufren muchos perros que han sido abandonados por sus dueños hijos de puta. España tiene el honor de ser uno de los países donde se registran más abandonos. Vas por el Tibidabo, o por la zona de Valldoreix, y de vez en cuando se te cruza alguna manada de perros sin dueño. Es patético y triste. Por eso queremos tanto a Nahir, además de que como he dicho, es la perra más buena del mundo. No entiendo la vida sin mis peludos alrededor, y creo que darles amor me hace mejor persona.