sábado, octubre 31, 2009

RESTAURANT LIBENTIA

Comer bien en un restaurante es un todo que incluye amabilidad y efectividad del servicio, cocina por supuesto, ritmo, decoración, producto etc. En Libentia, restaurante de la calle Còrsega de Barcelona, casi todos estos factores pasan la prueba con nota. Mediodías laborables puedes comer un menú ajustadísimo de precio (18euros por persona, vino a parte) y notable en ejecución. Entre las opciones del menú, ensalada de bonito, jugosa y elemental, crema de lentejas con frutos secos, una ternera con buenísimos pimientos confitados... La oferta de vinos también respeta la línea económica del menú, y puedes beber un buen D.O Navarra por 8 euros. El pan es de focaccia, lo que para mi es un puntazo, la atención es amable y sincera, no hay gestos para la galería porque no proceden, el local es pequeño y parece que se llena con facilidad. El único defecto, la decoración. Alkimia, Libentia, Coure, Hisop, Toc, Gresca... restaurantes importantes de la ciudad, cada uno en su nivel, pero todos con el mismo problema, la poca imaginación y el escaso riesgo en dotarlos de personalidad en la decoración. El plato es importante, el producto etc. pero nos estamos olvidando de que, como he dicho al principio, comer fuera de casa es una experiencia en la que entran también los colores y las formas, el ambiente físico, su estética. Y yo ya me estoy hartando de sosas paredes blancas. Hay que romper con la corrección en el atrezzo de los restaurantes, sino al final parece que siempre vayas al mismo, todo blanco, todo cansino.