jueves, octubre 11, 2007

(BIS)

... Y como una balada de Tom Waits que no quiere terminarse a si misma, es necesario que las personas no se acaben, que no tengan fin.
Nuestro subconsciente debe dejar siempre un rincón insospechado, una habitación sin abrir, una estantería sin ordenar ¿Son tus mejores amigos o tu pareja, aquella que te lo ha mostrado y dicho todo? Sellar un pacto común de amor, amistad o las dos cosas no es conceder al otro la potestad de conocer todos tus secretos, sino concederte a ti mismo el poder de ocultar algo para que el otro pueda descubrirte, registrarte, pensarte cada día un poco más. El dibujo que tienen de ti, nunca debe ser perfecto, completo, finito.
Cuando todo se sabe entre dos, empieza el silencio, o las palabras vacías. La incomunicación. Porque el camino ya está completado y no hay nada más que hacer.
Volvemos con las personas que han quedado incompletas, porque queremos más de ellos. Y compartimos nuestra vida con alguien porque sabemos que el aprendizaje mútuo nunca termina.

TOM WAITS


Escucho el segundo compacto de Orphans: Brawlers, Blawlers & Bastards, lo último de Tom Waits. Es la parte de este triple disco dedicada a baladas y temas reposados, nocturnos. A veces, las canciones de este tipo van a ritmo de una vieja pianola, dando cansadas vueltas de manivela, como si les costara acabarse a si mismas. Supongo que por eso te puedes meter tanto en ellas. Tom te habla lentamente, de hecho, cuando canta, parece que no te haga ni puto caso, como esos borrachos tirados por la calle que musitan alguna melodía perdida en su memoria.