domingo, septiembre 20, 2015

NOVEDADES


Hace años que decidí dejar de devorar novedades discográficas. Que corran otros.

Me he convertido en lector de Classic Rock, piel de gallina cuando compré el nuevo de Iron Maiden, sigo pensando por lo menos 15 minutos al día en Kiss, hago spining con Rush, y esas cosas. Y luego las novedades. Me debo cruzar con 20.000 novedades cada día en la red, en los medios y en todo, pero solo de vez en cuando me paro y escojo. Y entonces, pueden pasar semanas en las que solo escuche el disco elegido. Me pasa ahora con The Delines. Mi dieta musical es el pasado, y solo necesito pequeños bocados de realidad actual. Una dieta mínima, inconsistente, sin rumbo ni dirección. Tantos miles de discos escuchados me han llevado a este punto, cómodo, blando, rico. La actualidad musical rockera me la trae floja. Solo entro de vez en cuando, pillo algo y salgo de prisa.

Lo que me pierdo no me interesa, las maravillas que ignoro me la soplan. Quiero cruzarme, solo de vez en cuando, con discos que me miren y se enamoren de mi. Quiero bailar con las mismas canciones una y otra vez, hasta agotarme. Quiero tener pocos amigos, pero a ellos, quererlos con locura.