martes, enero 19, 2010

FRANÇOISE HARDY


Se reedita en estos días un nuevo recopilatorio de los primeros años de la carrera de Françoise Hardy, swingin´ sixties, la época Vogue. Supongo que se parecerá al gastadísimo doble cd que tengo yo, The Vogue Years. En todo caso, gran noticia. Para entendernos, hace poco escribí sobre Chet Baker y pensaba, este tipo es el hombre más atractivo que ha pisado el planeta, y lo mismo me pasa ahora con Françoise Hardy. Esta chica era el sueño inalcanzable de miles de hombres y mujeres en los sesenta. Inteligente, con talento, joven, cool, misteriosa e irrealmente bella. Su carrera empezó a principios de década, con un éxito que la ha perseguido hasta nuestros días, la universal Tout les garçons et les filles.


Pero profundizando en esa época, te das cuenta de que esta jovencísima francesita no tenía suficiente con ser una monísima fábrica de hits (pero qué hits, preciosa música: Le temps de l'amour, Je pense à lui...) , y pronto se labró una discografía de personales obras (tengo un sedoso disco del 73, Message Personnel, que me encanta), evocadoras y complejas. Incluso sus últimos discos (ese Le danger del 96) tienen una negrura y un misterio que todavía seduce. Françoise Hardy lo tiene todo. En aquellos 60 en los que reinó con su clase y su belleza, se codeó con la realeza pop de Londres, los Stones incluídos, fue icono de una época, participó en Eurovisión y vendió millones de copias sin perder un gramo de personalidad. Resumiendo, se trata de una mujer capaz de dedicarle el título de uno de sus discos a uno de los placeres más indiscutibles de la vida: el gin tonic. Y no hace falta decir nada más.