martes, enero 13, 2009

NEIL YOUNG: "SUGAR MOUNTAIN - LIVE AT CANTERBURY HOUSE 1968" (2008)


Da la sensación de que si continúan editando estas Performance Series con tanta periodicidad, los fans acabaran cansándose. En poco tiempo hemos tenido tres obras maestras en forma de conciertos de la primera etapa de Neil como artista en solitario, quizás demasiados tesoros en demasiado poco tiempo, propondría yo que espaciaran más estos lanzamientos (aunque una vocecita me está diciendo que eso ni loco), para crear más hambre en el fan, como hace Columbia con las maravillosas Bootleg Series de Bob Dylan que siempre tardan en venir, pero cuando lo hacen te avalanzas desesperado sobre ellas. El primer volumen que salió a las tiendas de las Performance Series de Neil es mi favorito, con los Crazy Horse a tope y un montón de electricidad, es el que más he escuchado; el segundo es el más sorprendente, Neil en solitario tocando un montón de futuros clásicos que todavía no habían sido editados en disco, y el último volumen, esta grabación en vivo de 1968 es otra joya más, esta vez con el Neil más desnudo -sin armónica-, más joven y más sembrado en cuanto a comentarios entre canciones (impagable su historia de cuando trabajaba en una librería), con ese humor que te deja siempre con la duda de si va colocado, o se cayó en una marmita de maría de pequeño en plan Obélix o de si simplemente es así, son las mismas sensaciones que tuve cuando lo vi en directo el año pasado. Es la entrega más sensible de las series, la voz de Neil se desvanece con un soplido, su rasgueo es suave y lleno de cariño. La música y la melodía es algo tan natural en este hombre, y en una fase tan temprana de su carrera (aunque ya había alcanzado la fama con Buffalo Springfield) ves claramente el potencial que tenían esas canciones que todavía estaban naciendo. The loner, tan acostumbrado a escucharla eléctrica y salvaje, es aquí un suspiro todavía en pañales. Tengamos en cuenta que Neil ha ido tocando estos temas durante décadas, manteniéndolos siempre frescos, como los entes vivos que son, y aquí muchos son recién nacidos gateando, abriéndose camino tímidamente por entre la guitarra y la voz de este genio de 23 años.