viernes, octubre 31, 2008

MISERIAS

En Catalunya andamos con un debate político de altura. El olfato periodístico, la mirada crítica, la voz del pueblo se centran ahora en si el presidente del parlamento Ernest Benach ha hecho bien o no en tunearse su coche oficial con una mesa de madera, televisión y reposabrazos, total factura: 9000 euros. Y así se nos pasa el arroz. Seguimos siendo un país de fritanga y escalera de vecinos, siempre fisgoneando por la mirilla de la puerta, no sea que el vecino haya comprado un nuevo televisor mejor que el nuestro, no sea que la del cuarto primera se lleve al panadero al catre a eso de las 6. La misma miseria humana del vecino cotilla y envidioso es la del votante irritable que se escandaliza porque un político quiera ver la tele en su coche oficial. Hay tanta frustración social, tanta rabia incrustada en el alma, la misma que sentía el sirviente muerto de hambre por el señor del cortijo, que se comía el venado y le daba por culo a la chacha. Y lo más gracioso es que días después de la polémica, Benach dice que retirará la tele, la mesita y el reposabrazos de su coche, que hay crisis y que él es solidario con los ciudadanos con dificultades económicas. Qué buen hombre ¿verdad? Pensad que cuando en vuestra empresa haya un expediente de regulación y os manden a la calle, Ernest Benach se solidarizará con vosotros desde su coche oficial, sin poder apoyar el brazo como un ser humano normal, manchándose el traje por no poder comerse el donut en su mesita de madera y, dios, sin poder ver la tele en una pantalla plana decente.

miércoles, octubre 29, 2008

MICHAEL SCHENKER GROUP (BIKINI, 28-X-08)


Sabía que Michael Schenker estaba recuperado de sus adicciones de madurez, pero no imaginaba que encima de tener tan buen aspecto y tocar bien estaría... simpático. En efecto, Michael sonrió, saludó y se divirtió -a su manera- y lo mismo podía decirse del resto de la banda, con un Chris Glenn inmenso en el sentido más físico de la palabra, con una papada sobre la cual la casa Budweiser debería dar alguna explicación, pero me gustó verle con su bajo de toda la vida, alternando pua y dedos, con unas líneas dinámicas y llenas de fuerza. A la voces Gary Barden está en buena forma física, pero hay algo en él que me aleja de las canciones, ya sea por su voz, muy, muy justita (incapaz de cantar el estribillo de Cry for the nations), o por su poca implicación, llegar al público no solo es dar saltitos y chocar manos con la primera fila, es meterte en las canciones, llegar más al meollo, algo que creo que él no quiere, o ya no puede hacer; la banda la completaban una especie de okupa nada menos que en el papel de Paul Raymond, al teclado y guitarra rítmica, y Chris Slade a la batería, si, el calvo que daba miedo en el video de AC/DC en Donnington. Noche de lleno en Bikini, con treintañeros y muchos cincuentañeros, con tranquilidad y buen rollo, y con una cierta distancia entre banda y público, inevitable en conciertos con esa media de edad en el escenario y en la platea, todos se lo toman con más calma ahora, esto no es el Palau d'Esports a principios de los 80... Michael Schenker tocó con elegancia, aunque eché en falta más volumen, su guitarra a veces se perdía en las grasas del sonido de la banda. El repertorio, bien, desde Are you ready to rock hasta una fantástica Attack of the mad axeman, pasando por la emocionante instrumental Into the arena, que desearías que no acabara nunca, y un final con Doctor Doctor y Rock Bottom. Son píldoras concentradas de directos míticos: Strangers in the night, Rock will never die, One night at Budokan. Michael Schenker debería conservar esta formación, confiar en ellos, mucho más que la sala Bikini no va a conseguir llenar, y discos mejores que In the midst of beauty no los va a grabar ya, así que mejor pájaro en mano. Yo si vuelven, vuelvo. Y ahora mismo tengo unas ganas locas de darme un paseo por el fabuloso directo Rock will never die. Misión cumplida Michael.

martes, octubre 28, 2008

AC/DC: "BLACK ICE" (2008)


No, Black Ice no creo que sea un disco imprescindible de AC/DC. Lo es ahora porque todos tenemos hambre de rock sencillo, pasional, de riffs entrecortados, de blues duro, de recuerdos. Pero Black Ice no es Stiff Upper Lip (2001), ni The Razor´s Edge (1990), aunque eso es tan malo como decir que lo emparento con Blow up your video (1988), lo que no está nada mal. Black Ice, lo escucho a menudo estos días, y me gusta, es un disco que sé que continuaré escuchando en un mes o dos, aunque, repito, es bueno situarlo donde realmente merece en la discografía acedeciana. Pero lo más importante, lo que diferencia a un disco como este y una banda como AC/DC de veteranos como Iron Maiden o Judas Priest, es que los creadores de Powerage no necesitan grabar un pesadísimo disco de heavy progresivo o un elefante inútil que te cuente la historia de Nostradamus y su puta madre; AC/DC, para demostrar que están en forma y nada más que eso, se bastan con un riff tan "meat&potatoes" como el de Rock n´roll train. Todas las pajas mentales de Rob Halford, toda la paranoia de meses y meses grabando estúpidas canciones de metal-opereta, Brian, Angus y Malcolm se lo pasan por el forro con un riff de principiante que, sin embargo, solo ellos saben tocar así, una delicia, Rock n´roll train. Luego el disco va de aciertos sorprendentes (alegría la de Big Jack, un clásico ya) a medianías como War Machine. Lo normal es que grabaran algo como esto, un disco adictivo que no decisivo, con todo el abecedario que les exigimos en nada menos que 15 canciones. A disfrutarlo.

lunes, octubre 27, 2008

MICHAEL SCHENKER


Mañana será un placer acudir al concierto de Michael Schenker. Una persona que, presumo, es detestable. Un veterano curtido de casi adolescente en aquellos maravillosos UFO de los 70, luego con su perfecto proyecto MSG a principio de los 80, y después tirando por la borda su madurez con proyectos AOR o intentos y más intentos de vivir de rentas y sacar pasta a los fans. Un tipo errático que hace poco más de un año, envuelto en alcohol, era incapaz de recordar sus propios solos de guitarra en escena, y que ahora reaparece bien de salud, con su vieja banda de aquel directo en el Budokan de los primeros 80, y con un nuevo y acertado disco en las tiendas. Sus solos eran puro cálculo y sensibilidad, y probablemente ahora, en los dedos de este hombre curtido en mil vicios y desastres personales, habrá más de lo primero que de lo segundo, pero aún así me conformo.

MI PADRE

Mi padre no tiene ni idea de si prefiero el rock al country, no sabe que ensayo con un grupo, no sabe de mis delirios, mis certezas, mis inseguridades. Tan distantes, desconocidos, y a la vez me reconozco en él, no solo físicamente, sino con sus maneras, un poco aquí, en una cierta visión de la vida desde fuera, observadores, analistas del prójimo, y un poco allá, en la humildad casi enfermiza. Pasamos un montón de años con nuestros padres sin atrevernos a conocerles realmente, y cuando ya hemos volado y ellos se hacen mayores, entonces nos empeñamos en trazar líneas de unión, y entonces sentimos que la genética ya estaba allí desde el principio, y que eres en gran parte lo que era él. Me gusta tener este rinconcito que sé que mi padre no visitará, para tratar de recorrer de nuevo esas líneas que, con el paso del tiempo, se hacen más visibles.

domingo, octubre 26, 2008

"CAMINO" (2008, JAVIER FESSER)


La iglesia está remetida en la genética nacional desde siempre, como la guerra civil y el fútbol. Monta cualquier sarao con alguno de estos tres temas -obra de teatro, opereta o musical de Broadway, lo que quieras- y de ti se hablará en todos los diarios, desde La Razón hasta El País, y en todo los bares y colas de supermercado. Camino podría haber sido una película mejor de lo que es, sobretodo si sus responsables se hubieran quitado de encima la ampulosidad, la grandilocuencia, el pensar que tenían un peliculón entre manos, si hubieran pensado en pequeño, y por supuesto si durara media hora o tres cuartos menos. Pero a mi lo que me impresiona es la respuesta del público. No he consultado cifras de recaudación, pero que un camarero ya me haya hablado maravillas de la película y la niña protagonista, y que hoy la sala estuviera llena no da lugar a dudas. La iglesia no puede quejarse, los domingos solo van a misa los nacidos del 1930 para abajo, pero las salas de cine siguen llenándolas como en la época de Marcelino pan y vino. El Opus Dei, en vez de criticar la película de Javier Fesser, debería estar muy, muy agradecido. Que hablen de ti, aunque sea mal.

sábado, octubre 25, 2008

MÁS SOBRE "PAGAR"

En la vida la mayoría de las (buenas) cosas se pagan, lo que sin duda comporta rechazo, pensar que todo se reduce a soltar billetes. Quizás el problema es que siempre miramos arriba, siempre pensamos que pagar es cosa de ricos, que ellos son esa sociedad deshumanizada que cree que ha de pasar la visa para todo. Bien, miremos abajo entonces. A la pobreza en general, por ejemplo, ¿por qué una persona, un país es pobre? Lo es porque no puede pagar. Pagar por la comida que te alimenta, pagar por el bienestar para tu familia, pagar por las leyes que te protegen, por la medicina que te cura. Sí, creo que todo hay que pagarlo, y está bien así. Sin embargo "pagar" como concepto está malinterpretado contínuamente, como si fuera (de nuevo) propio de ricos desalmados, ricos que no saben lo que es una flor o una puesta de sol. Pero pagar nos atañe a todos, y pagar honradamente, con mesura, es uno de los actos más humanos que podemos realizar, pagar nos hace personas, nos hace decentes, pagar da valor a las cosas, si todo fuera gratis ¿dónde estaría la excelencia? ¿quién querría superarse? Mirad la música: ¿A quién le importa una mierda la música? Nadie la paga, todos tienen lo que quieren con un click en el ratón, y por eso la música ha perdido su valor, ya no es nada. Todo se paga, o todo debería pagarse, y eso no significa que no valore una puesta de sol maravillosa y gratuita, pero si es innegable que la puesta de sol la disfrutará quién tenga las necesidades básicas cubiertas, es decir pagadas: la salud, el bienestar, la comida, y si no las tiene, le importarán tres cojones la puesta de sol. Lo malo no es que haya que pagar, lo malo es que hay quién no puede hacerlo.

jueves, octubre 23, 2008

GRATEFUL DEAD: "ROCKING THE CRADLE: EGYPT 1978" (2008)


Solo unos hippys subidos in eternum a una nube de maría podían soñar y hacer realidad la locura de trasladar a todo un equipo de docenas de personas, material, iluminación etc. a las pirámides de Giza para actuar en el lugar donde según ellos, las milenarias piedras de las dinastías egípcias combinadas con la música crearían un ambiente cósmico inenarrable. Los hippys eran los Grateful Dead, quienes en una de sus etapas doradas, decidieron arriesgar un montón de dinero para trasladarse a Egipto y realizar tres conciertos memorables. Jerry García, el alma de los Dead, tenía esa mezcla en su cabeza: Egipto y Grateful Dead, y no paró hasta conseguirlo. Ahora, treinta años después, se edita una recopilación de aquellas actuaciones, en otra más de las maravillas de esta banda que periódicamente salen a la luz. Yo lo compré en Nueva York el mismo día que salió, impacientísimo, aquí en Barcelona todavía no lo he visto, y solo por lo cuco de la presentación ya vale la pena tenerlo. Pero la música... Para que os hagáis una idea, los roadies de los Dead se encargaron de conectar un micro a la cámara central de la pirámide de Keops, para registrar el ambiente mágico y trascendental que allí se respiraba y mezclarlo luego en la mesa de mezclas con el sonido de los Dead en directo, actuando delante de la pirámide. Bien, te aseguro yo que todavía no he oído la respiración del faraón en esta grabación, pero la música de los Dead sí respira como nunca. Solo por canciones como Candyman, Row Jimmy (con una slide de Bob Weir que lo reivindica como mucho más que la guitarra rítmica de Jerry García) o Stagger Lee, ese sonido, la voz de Donna Jean Goldchaux (y su imagen hippy perfecta, como apreciamos en el DVD que se adjunta a los dos cd´s), la guitarra sideral de Jerry García metiéndose por debajo de la piel. Esto es música superior, debes entenderla, saborearla y amarla.

DE LA DECADENCIA DE LAS PANADERÍAS

Me apetece hablar de panaderías. Quiero decir que las panaderías ya no son lo que eran, tomároslo como una metáfora de saldo sobre la sociedad en crisis de valores y crisis económica. Pero las panaderías ya no molan. Antes, salía del cole y dos veces a la semana mi madre me llevaba a una panadería típica de entonces: un recinto aséptico, serrín untado en el suelo y paredes blancas con algún poster mostrando la pirámide alimentaria, y un mostrador con pan, tabletas gigantes de chocolate, ensaimadas y croissants (o cruasanes); luego llegaron los donetes y eso fué mi perdición, me hice más "comercial", pasar de la tableta de chocolate a palo seco -te la cortaba la panadera, ¡clac!- y el cruasan artesano a los donetes fué como si Dylan le concediese una entrevista a Fernandisco. Me vendí. Y ahora esa panadería ya no está, esa vieja tienda donde el avance más radical en años fueron los donetes y la Loto Ràpid. Eran las mismas panaderías que las de nuestros abuelos, locales para conversar, socializarte antes de la era Facebook y llevarte ¡encima! una barra de pan (nada de baguette) a casa. Pero ahora ya no queda nada de eso. Las panaderías míticas se han largado al tercer mundo, o al séptimo cielo, y en su lugar aparecen las grandes cadenas, los verdaderos enemigos del ciudadano después del bicing y el alcalde Hereu. Pasad un día por una panadería de la cadena Dino Pan. Dino Pan, ¿qué coño es eso? Locales absurdos: paredes verde quirófano, madera mala en la parte inferior, fotografías en blanco y negro por la pared (?), cuatro sillas para que lo peor de la sociedad se tome un café y el cartel de la entrada, una horterada ilimitada donde, por supuesto, un simpático dinosaurio nos da la bienvenida, o el mal de ojo, según se mire. Las panaderías antes eran algo serio, rancio abolengo, y no esta broma. En serio, Dino Pan es el Lidl de las panaderías, te juegas la salud: mejor ni mires lo que tienen expuesto, esos croissants de chocolate y serrín te mirarán y te pedirán agónicamente que los mates. Los Dino Pan posíblemente sean una avanzadilla electoral de Bin Laden o de la iglesia de la cienciología, cara a las próximas elecciones municipales, yo no entro en el de mi barrio ni que me maten, no hagas tú lo mismo. Luego encontramos a la reina de las cadenas panaderas, el monopolio más insultante que vive nuestra ciudad: La baguetina catalana. En este caso, el creador de tamaño despropósito ha creído que unir el concepto panadería del Bronx tipo Dino Pan con el colmado Spar-paki, sería una idea genial. Por eso ha llenado la ciudad de locales Baguetina Catalana (incluso en el Paseo de Gracia, acabáramos), donde nos recibe un triste empleado y dos tristes ancianos que a penas pueden levantar el donut del plato. Puedes comprar agua, zumos y Coca-Cola, un insulto para cualquier vieja panadería de siempre, seguro que pronto podrás recargar el móvil y comprar bombillas de bajo consumo. Y por supuesto, no esperes esa comunicación rural de las panaderías de antaño, en el Dino Pan y la Baguetina de mi barrio nadie quiere saber nada de nadie, no hagas preguntas, cómete el chucho y lárgate. Las panaderías ya no son lo que eran, y ni siquiera cadenas con pretensiones como El Molí Vell (que tienen una tienda preciosa debajo de Tallers) o el Fornet d'en Rossend se escapan de este panorama amorfo y sin personalidad. Luego acabas comprando el pan en el Consum, y entonces te sientes como una mierda. Buenas panaderías quedan está claro, Barcelona-Reikiavik por ejemplo es otra cosa, pan de mil sabores, grumoso, denso, de ese que dura, un local perfecto, industrial, y unos tipos simpáticos que te informan de todo lo que te vas a llevar. El pan lo hacen ellos mismos y el negocio les funciona, prueba de que quién lo hace bien, recibe su recompensa. Están cerca del MACBA, siempre hay gente.

martes, octubre 21, 2008

CASTANYADA & HALLOWEEN

Un portal de internet, criteri.cat, según información que leo en el diario Avui, pide que en Port Aventura celebren la castanyada en vez de Halloween. Es lo que tiene ser nacionalista cerril, porque nacionalistas los hay que abren la ventana de vez en cuando y airean las ideas rancias, pero en este portal, puedo imaginarlo, llevan tiempo sin que entre una brizna de aire fresco. Yo soy directivo de Port Aventura y ya les estaría enviando invitaciones para los especiales de Halloween que prepara este macro parque estos próximos días. Así verían la diferencia entre tradición y entertainment, y que una cosa es respetar a la vieja castanyera y sus boniatos, algo de la que ya se encargan las escuelas públicas del país, y otra es querer quitarse del medio a la calabaza (claro, es tan yanqui ¡boicot a la calabaza!) y la fantasía que representan unos días dedicados al disfrute del terror, Halloween, y sustituir el espectáculo por... castañas ¿Os imaginais la semana de la castanyera en Port Aventura? El parque lleno de viejecillas con cucuruchos desprendiendo ese olorcillo característico, castañas gigantes dándote el coñazo, castañas voladoras, el Dragon Khan y la Estampida ambientados en el fascinante mundo del fruto seco... No, no me pone. Prefiero Halloween, Frankenstein le da una patada en el culo a la castanyera lo siento, como las sevillanas patean a las sardanas. Me pone más Halloween, y el agradable olor a frankfurt y hamburguesa requemada.

lunes, octubre 20, 2008

Jakob Dylan - "Something Good This Way Comes" (2008)

Es posible ser feliz sin armar ruido ni molestar a los vecinos. Jakob Dylan sabe como hacerlo y cantarlo.

domingo, octubre 19, 2008

JAKOB DYLAN: "SEEING THINGS" (2008)


Jakob Dylan responde a la eterna presión de ser el hijo de Bob Dylan de la mejor forma posible: ni se esconde ni se las da de heredero del genio. En la mili, Jakob debía ser de aquellos que no destacaban, y por eso mismo seguro que no se metía en líos y terminó el servicio sin castigos en la letrinas, ni traumas ni bromas pesadas de sus compañeros. Un tipo elegante, un tipo con clase, country y folk tocado con muy buen tino, sin aspavientos, una tranquila tarde con Jakob Dylan. Seeing Things es un excelente disco que paladeas de principio a fin, no hay canciones que despunten, no hay momentos mágicos ni versos que te hagan parar a pensar. Pero Jakob toca la acústica como el panadero amasa su mejor pan, y mientras, te mece en su rugosa pero suave voz, con tonadas a escuchar en un agradable viaje en coche, o en una tranquila playa en esta época del año, o en suma, en cualquier sitio donde nadie te joda. Something good this way comes contiene una alegría y una esperanza de vuelo raso, ligera, otra vez lo digo: suave, como la inicial Evil is alive and well, donde Jakob se nos pone más malo, avisándonos de que el diablo está en cualquier parte, en un tema que inevitablemente recuerda a Got to serve somebody o a Shot of love, de su padre Bob. Pero repito, Jakob Dylan está en lo suyo, su música es algo extraño hoy día, parece como que no quisiera hacerse notar, está ahí, agazapada detrás de una gran roca, y tú has de tener el oído y la sensibilidad para ir a buscarla. Jakob Dylan ahora mismo no entiende de hypes, está a su rollo, búscalo en la sección tipos humildes. El premio son canciones que acarician el alma.

sábado, octubre 18, 2008

GOZAR Y PAGAR

Tiempos de crisis. Apretarse el cinturón consiste en controlar tus gastos, rebajar de aquí y de allá, ahorrar. Pero también significa hacer de la vida algo menos brillante, bajar del cielo al que estabas acostumbrado y empezar a andar por la simple acera de los mortales. Vivir es gozar de lo que quieras y puedas, del amor, de la salud, de la cultura, de la comida, de la música, de los viajes, y todo eso se paga. Sí, también el amor se paga, todos hemos invitado a esa chica que no llega a hacerte caso a unas copas o a una cena, y lo hemos hecho por amor, hemos pagado para reblandecerle las neuronas y poder hacer algo con ella luego, en tu casa o en la mía, y los que son clientes habituales de los bonitos y luminosos locales de la Autovía de Castelldefels también han pagado por amor, o para amar. Pero eso se está terminando. Ahora no irás a ese restaurante donde pica tanto la cuenta pero en el que te sientes un héroe, irás a otro peor, no irás a ese concierto irrepetible pero carísimo, te quedarás en casa, no viajarás, no irás a una obra de teatro que se salga del presupuesto, beberás un vino mucho peor que el Ribera con el que tanto disfrutas y el jamón del mercado, ese que parece dehacerse, glotón, en sus grasas cuando lo miras, tendrá que ser de paletilla. Verás menos películas porque nadie paga para hacerlas, oirás menos música porque nadie paga para crearla. Queda grosero ¿verdad? pero es así: Gran parte de las cosas que nos hacen felices, esas que le dan brillo al planeta, se pagan con dinero. Y ahora tendrás que apretarte el cinturón, y no podrás beber tu Ribera, y te lo pensarás dos veces antes de invitarla a ella a un buen restaurante. Y ella te mandará a tomar por culo.

SMOKING

Dee Dee Ramone, el bajista y crack de los Ramones, pronunció un gran discurso en la ceremonia de inducción de su banda al Rock n´Roll Hall of Fame en el 2002. Mientras los demás miembros del grupo agradecieron el premio a sus compañeros de carretera, al fallecido Joey Ramone o incluso a George W. Bush en el caso del republicanísimo Johnny Ramone, el bueno de Dee Dee soltó el discurso más divertido y surreal ante lo más emperifollado de la industria musical:

"Hola, soy Dee Dee Ramone, y ehm... Me gustaría felicitarme a mi mismo y agradecerme, y darme una fuerte palmadita en la espalda. Gracias Dee Dee. De verdad que eres maravilloso. Te queremos".

Y yo, después de tres semanas y pico sin tocar un cigarrillo, debería dedicarme un discurso así, "un fuerte abrazo Marc, eres lo mejor, te queremos". Ahora, a estas horas de la noche, un buen Pall Mall no estaría de más, pero tengo mis razones filosóficas para renunciar. Y mis razones humanitarias. Mi asma no me dejaba vivir, así que he tomado esta decisión que, mientras dure, me hará bien, incluso toco la armónica decentemente en el grupo ahora. Además, el médico de cabecera tuvo la delicadeza de declararme enfermo crónico, así que cada tres meses, por fin, podré acudir a mis queridos medicamentos, inhaladores de cortisona de todo tipo y color, sin mediar consulta médica, sin que un jodido polluelo licenciado de bata blanca me haga preguntas o se empeñe en hacerme pruebas y solucionarme la vida. Dame la medicina tío, dame la puta medicina.

jueves, octubre 16, 2008

BARTON FINK: MIRADA ALUCINADA.


Un hotel que parece tener vida propia, con Steve Buscemi de botones y John Goodman en la habitación de al lado. Y John Turturro, un escritor ante la temible página en blanco.

"QUEMAR DESPUÉS DE LEER" (2008, JOEL & ETHAN COEN)


Que el cine de los Coen ya no será Barton Fink ni Muerte entre las flores parece claro. Muchos crecimos culturalmente con sus películas de los 90, los hermanos Coen, Joel y Ethan, eran dioses, y nosotros aspirábamos a vivir el cine como se vivía en aquellas escenas de John Turturro mirando, alucinado, el papel desconchado y húmedo de su habitación de hotel en Barton Fink. Hoy he visto Quemar después de leer, su nueva obra, y he salido contento del cine, bien, por lo menos no es Crueldad intolerable, es algo más que una comedieta, es un buen guión, y George Clooney y por supuesto Frances McDormand, son caras plenamente coenianas, y pillan a la perfección ese sentido del humor tan particular. Pero me quedo antes con No es país para viejos, que conecta más estrechamente con sus mejores obras del pasado, con las cotas de Muerte entre las flores, Barton Fink y Fargo, cotas que, parece, de momento no van a poder igualar.

MIEDO

El miedo me paraliza, el miedo que poco a poco voy conociendo mejor. Al principio pensaba que cuando tenía esos largos periodos de pereza y desvanecimiento personal, como si me desenfocara, pensaba que era eso, pereza, un perezoso que bosteza. Ahora entiendo que la pereza es una reacción, mi mecanismo de defensa, y cuando la noto, entonces sé que es miedo lo que me pasa, a no enfrentarme, a no luchar a no lo que sea. Ayer me contaba un amigo que el miedo no se va nunca, pero que por lo menos puedes mantenerlo a raya. Y yo pensaba que el miedo no vive en las grandes cosas, sino en las gilipolleces de cada día. Pisa a esa cucaracha que te aterroriza en la escalera, chaf, mátala; llama a esa empresa con un par de huevos, diles quién eres y que aquí estás para lo que necesiten, el no siempre lo tienes... Venciendo las diminutas batallas de cucarachas asquerosas, ni te darás cuenta y estarás ganando en las grandes guerras.

miércoles, octubre 15, 2008

BOB DYLAN: "THE BOOTLEG SERIES VOL. 8: TELL TALE SIGNS, RARE AND UNRELEASED 1989-2006"


No las tenía todas conmigo. Yo soñaba con que las nuevas Bootleg Series de Dylan fueran alguan grabación perteneciente a un concierto de su época cristiana, o de la gira con Tom Petty, o a alguna etapa de la gira interminable a partir del 88, y al enterarme de que dedicarían este volumen 8 a inéditos y tomas descartadas de sus últimas obras de estudio a partir de Oh Mercy, del 90, no pude evitar sentir un bajón.
Qué ingénuo.
Porque yo no sé si me estaré precipitando, como me pasa a menudo en estas cosas y otras, pero es que siento que este doble cd que escucho ahora mismo es, aquí y en este momento, lo mejor que he escuchado de Dylan desde quién sabe cuando. Naturalmente lo que digo no tiene sentido, su último disco Modern Times es inabarcable y emocionante, como Love and theft (2001) y Time out of mind (1997), como sus dos discos de versiones de mediados de los 90, como Oh Mercy, e incluso como la pequeña obra que le siguió, el denostado Under the Red Sky. Pero qué más da, escucho la versión desnuda de Most of the time, pieza maravillosa, sinuosa, llena de misterio y nocturnidad tal y como la escuchábamos en Oh Mercy (la producción de Daniel Lanois fué decisiva para ese sonido mágico, pantanoso, noche en Lousiana) y ahora, en una toma tan preliminar, con Dylan y su armónica, la canción es directa, llena de acentos, de emociones más a flor de piel; ni mejor ni peor, pero maravillosa. Escucha la toma de Someday baby de las sesiones de Modern Times, añeja, llena de rag y feeling de club en blanco y negro -el sonido del que más disfruta el Dylan de estudio actualmente- en su versión del disco publicado, y aquí un tren que te aplasta, una sombra que avanza y te rodea. Tremenda, directa a las tripas. Hay más, hay 27 temas, y mucho que disfrutar.
Este volumen 8 de las Bootleg Series es el Dylan más descarnado, el Dylan que resuena en cada palabra, cada verso. Ahora mismo, no hay en el mundo mejor disco que este.

domingo, octubre 12, 2008

MY MORNING JACKET: "OKONOKOS" (2006)


Los discos en directo no morirán nunca si mínimo uno al año es como este. Puedes irte a mil webs para bajarte mil conciertos de tus bandas favoritas, pero cuando escuchas algo como esto, el tiempo se para y vuelves a la época del Made in Japan. My Morning Jacket han entrado en mi vida a ostia limpia, su rock es vanguardista, buscan el aliento poético como almas en el viento, pero tienen el rock y la brasa que jamás tendrán Sigur Rós, y así, con tal fuego en estas canciones, te llevan hacia donde quieren. Los temas son originales, a veces letanías donde te ves explorando el sonido, sin estribillos, sin gancho fácil, pero un sonido original, en temas como Wordless Chorus, que abre el concierto, o I will sing you songs; pero luego todo cambia y explota inesperadamente en la bomba veloz de One big holiday. Llegué tarde a esta banda, pero ahora me siento como en casa.

ENFERMEDAD

Un golfista español padece un tumor cerebral grave. Hace pocos días sufrió un desvanecimiento en el aeropuerto de Barajas y de ahí al hospital donde ahora mismo está ingresado. Él ya sabía que estaba enfermo, y no lo ha hecho público hasta ayer, cuando consideró que la prensa lo averiguaría igualmente y cuando decidió que ya había asumido su enfermedad. El caso de Severiano Ballesteros es otro ejemplo más del mal que azota la humanidad a diario. Mi familia, la tuya, parientes lejanos o cercanos, siempre conoces a alguien que lo ha superado o... El cáncer es la tragedia más democrática, penetra en todos los barrios, en Pedralbes, en Nou Barris, y sus víctimas deben hacer un esfuerzo de humanidad titánico, el mismo que deberías hacer si te apuntan con una pistola, metafórica o no: erguirte y comportarte como un hombre. Los enfermos de cáncer deben lidiar con ellos mismos y su dolor, y con una verdad, la suya, que nadie logra entender del todo, ni siquiera quienes pretenden ayudarles; paradójicamente ellos son quienes deben educar, instruir a sus familias sobre lo que están pasando, sobre como vivir un trance así, desde dentro. Y lo más importante, salgan o no del trance, ellos son los que dan la lección más bonita a los suyos. Una lección que dura toda la vida.

sábado, octubre 11, 2008

"ON THE ROAD WITH THE RAMONES" (Monte A. Melnick & Frank Meyer)


Cuando los Ramones dieron su último concierto en 1996 y luego fallecieron al poco tiempo Joey, Dee dee y Johnny, parece que la caja de los truenos se fue abriendo y rebeló que dentro de la máquina de punkear melodias pop a ritmo de one, two, three, four durante dos décadas, había una despensa llena de carne podrida. Los Ramones no se aguantaban entre ellos, Joey y Johnny no se hablaron durante años, Dee Dee vivió su existencia al límite y tenía trastorno bipolar, Joey era un enfermo con un trastorno obsesivo-compulsivo que condicionó toda su vida y le hacía capaz de pasar cincuenta veces por la misma puerta si creía que "debía hacerlo", drogas, mucho alcohol, desórdenes mentales de todo tipo, malas caras todo el día, expulsiones de baterías por alcoholicos... Todo este panorama pertenece a una de las muchas áreas de las que Monte A. Melnick (road manager que les hizo de padre durante toda su carrera) y Frank Meyer nos hacen partícpes mediante sus declaraciones y las de los propios Ramones y personajes de la crew, management, novias etc. Es un libro entretenidísimo, lo puedes abrir por cualquier página y siempre tendrás anécdotas inimaginables: como el bueno de Joey, que no se cambiaba de calcetines ni que lo mataran y apestaba todo él, o cuando en ruta, los Ramones meaban en botellas de plástico para no parar en las gasolineras y perder tiempo, mil y un detalles, mil y una historias. On the road with The Ramones está perfectamente organizado por temas, desde el capítulo dedicado a los asuntos del amor, donde se nos da buena cuenta de la vida amorosa que llevaban y del ya famoso conflicto entre Johnny y Joey por una chica que acabó casándose con el guitarrista, o el capítulo que dedican a las grabaciones en el estudio, con anécdotas de Phil Spector, pistola y litros de alcohol incluidos, y las surrealistas sesiones fotográficas para sus portadas, en las que Johnny daba solo una hora de tiempo al fotógrafo para completar su trabajo, si lo hacía, sería fotógrafo de los Ramones para toda la vida, si al cabo de una hora no había terminado, Johnny lo mandaba a la mierda y se iba a casa. Puro entretenimiento con un ligero sabor de amargura, la amargura de cuatro tipos de barrio, subproductos sociales New York que no supieron lidiar con sus diferencias y bajezas, pero que encontraron un sistema para enterrar la mierda debajo de la alfombra y continuar en la carretera. Ya lo he dicho, cuando todo terminó en el 96, todos pudimos mirar debajo de la alfombra, y lo que había no era lo que nos habían contado.

Leyendo On the road with The Ramones por cierto, y repasando su discografía en casa, con mi favorito Too tough to die a la cabeza seguido de Leave Home y End of the Century, me he sorprendido admirando en cierta medida la personalidad de un tipo como Johnny Ramone. Nadie respeta a Johnny hoy día, y él se encargó en vida, y sobretodo en sus últimos años, de dejar claro que era un aborrecible republicano radical y un dictador en su propia banda, siempre malcarado, siempre huyendo de la fiesta y reclamando seriedad y compromiso a los disolutos Joey y Dee Dee. Johnny no era divertido, no bebía ni se metía nada, y se tomaba la música como un curro en el que fichas y punto. La pasión de Johnny por su banda era similar a la que siente una cajera del Mercadona por un kilo de tomates: los pasas, los cobras y se acabó. Pero hay que mirar al personaje desde la perspectiva correcta para variar. Una consecuencia desagradable que tuvieron las emocionantes y sinceras reacciones a la muerte de Joey fue olvidar que si el propio Joey eran tan querido, si Joey y los Ramones habían llegado donde habían llegado, era gracias a que un borde de mierda como Johnny se ocupaba de mantener la seriedad y la profesionalidad. Poco sensible, no muy inteligente, pero Johnny era el que no se perdía ni un concierto por estar colocado, Johnny cumplía con los fans, aunque no le daba a nadie ni un gramo más de lo estipulado por contrato. Sin un tipo como él, que llevaba las riendas del grupo como un sargento, los Ramones no hubieran durado ni dos telediarios. Además, sus entrevistas siempre eran sinceras, le daba igual reconocer que salían en las últimas portadas de sus discos casi en penumbra o de espaldas para que no se les viera viejos, le daba igual decir que End of the Century fue una mierda, y que ellos nunca serían estrellas del pop, como sí creyó el iluso Joey durante toda su vida. Johnny necestaba siempre a un roadie a su lado para que le afinara la guitarra, pues él no tenía ni idea, pero es uno de los ¿diez? ¿quince? guitarristas más influyentes de la historia del rock, era consciente de su talento mediocre, de sus limitaciones, pero tiró para delante seguro de no querer perder esa oportunidad que la providencia y su propio tesón le habian dado. Todas las bandas tienen a un borde, ese que no se queda a la fiesta, pero ese es el tipo que se levantará sin resaca al día siguiente y sacará a los demás de la cama para no perderse el próximo concierto. Bordes, pienso ahora, como John Deacon de Queen y el propio Johnny, sin los que su respectivas bandas se habrían quemado antes de tiempo.

viernes, octubre 10, 2008

THE FREEWHEELIN´ HONEYMOON



Ni yo tengo la juventud y ese cierto atractivo del Bob Dylan recién llegado a Nueva York, ni Suzie Rotolo, su novia de entonces, es tan guapa como mi pareja. Pero tuve que orquestar la reproducción de la portada de The Freewheelin´Bob Dylan más de 40 años después. En Jones St. con Bleecker, le dimos la cámara a una chica que pasaba por ahí y lo intentamos. Cuántas parejitas lo habrán hecho antes...

jueves, octubre 09, 2008

"COMO COCINAR TU VIDA" (Doris Dörrie, 2007)


Una noche improvisada en ese reducto llamado Cine Méliès puede depararte sorpresas, era tan evidente el deber de ir a ver la nueva de Woody Allen o el último intento de unir para bien de la humanidad a Pacino/De Niro en una misma película, que de repente das un giro (¡de 187 grados, o 163, o 79, como dice mi padre!) y te metes donde no te llaman, a la película incorrecta en el momento incorrecto. Pero, vas y aciertas. Cómo cocinar tu vida es un documental en el que seguimos los pasos, las enseñanzas, las palabras y las recetas del maestro zen y experto cocinero Edward Brown, residente en un monasterio de California. La cocina entendida como algo más que un concepto material, el alimento como esencia del espíritu. Para Brown, la cocina es el corazón de su monasterio, para Brown es una tragedia que el hombre occidental no sepa qué coño hacer con una patata ¡con una simple papata! ¿Pelarla quizás? ¿Hacerte una tortillita riquísima y llena de amor? El negocio del alimento y nuestras ánsias de comodidad nos han convertido en niños malcriados que no saben qué hacer con una patata. Pélala, hazte una tortilla, ten paciencia, disfruta cocinando, el alimento saciará tu estómago y tu espíritu, eso nos dice este curioso personaje que imparte cursos de vida y cocina, cursos a los que deberían asistir por cierto todos los estrellones de la gastrosfera actual, desde Adrià hasta Santi Santamaría, los primeros que, bajo la coartada de la cultura y el arte han convertido al hecho de comer en un negocio globalizado y amorfo. Cocinar a veces es pararte a pelar la patata, y ser consciente de ello, articular tus manos suavemente con el cuchillo, esas manos que, dice Brown, el hombre occidental ya ha olvidado como utilizar, tantas sensaciones táctiles que se han perdido para siempre en la era del iPod e internet. Hay tantas frases, tantas imágenes en esta película, como cuando la cámara sigue la vida de una mujer que se dedica a ir de calle en calle, por esos barrios ricos de la periferia de alguna gran ciudad americana, y recolecta los higos, las manzanas de esos bonitos árboles que los residentes solo emplean para embellecer sus privilegiadas calles, y encima algunos vecinos le prohíben a la buena mujer acercarse a los manzanos, es tan pordiosera ella, tan homeless, y prefieren que las manzanas caigan y sean aplastadas por los coches. U otra frase magnífica, cuando se nos dice que la hamburguesa, el consumo obsesivo de hamburguesas no puede conducir a nada bueno, y que de hecho, los que se embotan el estómago a base de carne picada grasienta acabarán ellos mismos siendo hamburguesas. Hamburguesas no solo físicas, obesas, sino hamburguesas espirituales. Basura espiritual.

miércoles, octubre 08, 2008

Bruce Springsteen with Alejandro Escovedo (Houston) 2008

El fantástico tema inicial del nuevo disco de Alejandro Escovedo, Real Animal, estrenado en la gira del boss.

ALEJANDRO ESCOVEDO: "REAL ANIMAL" (2008)


Real Animal huele a autoreivindicación, a renacimiento, a superación. Alejandro Escovedo ha superado su grave hepatitis, sus problemas con la bebida y supera a su vez aquel fantástico Man under the influence del 2001. Real animal despega con el rock festivo de Always a friend ("Everyonce in a while baby let your love show, everyonce in a while baby let yourself go!"), canción que Escovedo estrenó en el escenario con Bruce y la E Street Band antes del verano, en uno de los conciertos del de New Jersey, en una actuación maravillosa que volveré a colgar ahora mismo, de hecho, en Uncut, Alejandro Escovedo confesaba que esos han sido los tres minutos más felices de su vida. Pero la fiesta de rock sincero, con agallas y hambre por vivir sigue con Chelsea Hotel '78, para luego desbordarte de emoción con Sister lost soul, que sinceramente es la puta música que oigo en mi cabeza desde que nací, el sonido que ahora este tipo hace realidad, una canción de belleza incomparable. La mano de Tony Visconti en la producción se hace notar en Golden Bear, aunque los arreglos de este fantástico tema sí que representan una comparación demasiado fácil con el Bowie de fines de los 70, o el de Ashes to ashes; Real as an animal, el noveno tema, te mete en un guateque stoniano, con Escovedo haciendo de un Jagger con ganas de brega. Se trata de un disco perfecto, que destila entrega, notas que el tipo que firma las canciones, que ya ha cumplido los 50 por cierto, y su banda lo están dando todo, se están abandonando a la música, sí, lo notas.

lunes, octubre 06, 2008

COMER EN NUEVA YORK

Comer en Nueva York es no hacerlo en la calle, por lo menos para llevar la contraria. Nueva York huele a comida por todas partes, y los puestos de inmundos shawarmas (shawarma: la segunda plaga más mortífera que ha sufrido la gastronomía mundial después de la comida rápida) y perritos calientes son el menú oficial del estresado ejecutivo del Downtown (con esos estómagos cargaditos no me extraña que Wall Street esté como está) y de tantos millones de urbanitas de la gran manzana. No, no comas en la calle, vete a Nolita y escoge bien tu restaurante, y no te olvides de indignarte de vez en cuando por el abuso de la propina, ese 20% obligatorio que has de dejar aunque te hayan tratado como una mierda. Tuve mis discusiones con un camarero por este asunto, pero lo hice como quién se pone en la fila para subir al Empire State, lo hice porque soy un guiri y debía comportarme como tal. Bien, puedes cenar de maravilla en Nolita o el Noho, o en cualquier restaurante que de fuera tenga buena pinta, ya sabes, si hace frío que destile calidez y recogimiento, si hace calor una buena terraza al estilo París, siempre un local moderno.
Si apuntas más alto, puedes detenerte en los restaurantes de una estrella Michelín, aunque aquí el riesgo es alto. La guía de las guías trata a los norteamericanos con una condescendencia que avergüenza. En Barcelona, pongo por ejemplo, tenemos al Alkimia, un reciente una estrella cuya cocina es original y milimétrica, cuidan cada detalle y aún así, te pueden entrar dudas de que merezcan ser premiados con una estrella, así de cara está la guía en España; mientras que en Nueva York, se premian a restaurantes como el Annisa, un una estrella que nos hizo enfadar. Es como si a un restaurante de esos monos y bien ambientados del Born barcelonés le dieran una estrella. Nos sirvieron bien, pero de segundo comí una maldita carne con habas que era una barbacoa de telefilm, solo faltaban los fritos y el hombre del Marlboro ¡y en los diarios decían que ese restaurante era una muestra de moderna y delicada cocina de influencias asiáticas! Salió rana y caro, carísimo por lo que daban, a pesar de que el salón iba lleno de gente bien con pinta de tener criterio. Sí, los una estrella de Nueva York no aseguran una velada destacable, aunque dos días después dimos en la diana con Jewell Bako, otro local estrellado que en Barcelona no lo estaría, pero que sin embargo sí merece un notable alto. Se trata de un diminuto restaurante cerca de la calle Bowery, a dos pasitos de la tienda de ropa que ahora ocupa el mítico garito punk CBGB (la tienda es de ropa rockera, y merece la visita, por sus precios astronómicos y porque han tenido la inteligencia de conservar gran parte de las roñosas paredes del antiguo club, de hecho, es fácil pasearte por el local e imaginarte a los jóvenes Ramones tocando Beat on the brat), bien, pues Jewell Bako es un restaurante japonés dedicado casi exclusívamente al sushi, y os juro que es el mejor sushi que he comido nunca, realmente espectacular, buen pescado y mucha variedad de makis, desde los tradicionales hasta verdaderas joyas comestibles, preciosidades que merecerían estar en un escaparate de Tyffany´s. Un local al que vale la pena ir, y si cuidas bien el tema vinos y demás, no te sale a más de 80 o 90 euros.
Pero todavía puede no bastarte con comer en la calle, meterte sushi al mediodía en Central Park o seleccionar un buen restaurante de una estrella. En nuestro caso, tuvimos la suerte de poder acudir a uno de los cuatro "tres estrellas" de la ciudad, el Jean Georges, en West Park Avenue, y aquí la cosa ya cambió, porque posíblemente Jean Georges tendría tres estrellas en Europa, por lo menos en Londres. Un local para revolcarte con la opulencia en su versión más cosmopolita, y por ello, menos hortera. Un menú calculadísimo, con una tartaleta con caviar que todavía saboreo y un memorable bogavante con gnochis, todos los platos con un toque ácido muy particular y mucha hierba como el eneldo. Esa noche la corbata me sentaba de maravilla, y luego fuímos a por un gin tonic al Sir Henry´s, el bar del Waldorf Astoria. Por supuesto que eso es disfrazarse de algo que no eres y que incluso rechazas, pero hoy día eso ya no me preocupa. Si tengo la suerte de poder ir a un restaurante así (en la entrada por cierto coincidimos con, estoy casi seguro, Bob Geldof, que entraba al hotel que alberga el restaurante en zapatillas, bastante ridículo), digo que si tengo la dicha de poder disfrutar de la mejor cocina y el mejor servicio seré un estúpido si no lo hago. La noche en el Jean Georges por cierto era la misma en que hubo el gran crack en Wall Street, el día 29, pero nada de eso se notaba mientras éramos felices en la mesa, aunque a la salida, el taxi que nos llevó al Waldorf estuvo rayándonos con que el país se iba a la mierda, y que millones de americanos se quedarían sin pensión. Y yo con mi corbata, tan guapo en busca de mis gin tonics, cállate taxista. Esta noche, cállate.

domingo, octubre 05, 2008

WILLIE NELSON & FAMILY + JAKOB DYLAN (RADIO CITY MUSIC HALL, NY 25-IX-08)


El Radio City Music Hall es un local espectacular. Es América en su acento más clásico, más Hollywood era dorada, es el espectáculo, recargado y goloso, hecho edificio. Y se mantiene tal cual, esplendoroso, con su auditorio en forma de caracola gigante, y detalles de otra época, como un hall en cada lavabo, el de señoras siendo una cucada, con varios tocadores con su sillita respectiva, para que las Carole Lombard de antaño se retocaran enmedio de algún estreno de la RKO.
Me ilusionaba pisar el Radio City, me ilusionaba el concierto de Willie Nelson que iba a presenciar, y no sentía nada por la presencia como telonero de Jakob Dylan y su banda. Bien, en mi humilde opinión del segundo anfiteatro, Jakob Dylan se llevó el gato al agua. No erizó ningún bello, no pateó culos, pero su country ligero como la brisa me pareció elegante y lo paladeé de principio a final, mientras el auditorio se llenaba de público local portando muchos esas bebidas gigantes (América, grande, grande, grande), todas con su maldita pajita fluorescente (América, hortera, hortera, hortera).
Cuando Willie salió a escena el Radio City le saludó como al viejo Ethan de Centauros del Desierto regresando con su sobrina raptada por los indios. De Willie Nelson quedan claras varias cosas, la primera es que su concierto es el mismo que viene ofreciendo desde tiempos inmemoriales. Willie ya puede sacar discos de reagge, obras producidas por Ryan Adams etc. que al final del día, saldrá a escena con su roñosa acústica y abrirá con Whiskey River, seguirá al cabo de poco con el medley de Funny how time slips away y Crazy, e irá desfilando para casa con Always on my mind y On the road again. Vale, a quién demonios le importa eso, yo compro. Willie tiene tres cuartos de siglo y canta con su voz de siempre, magnética, tan tangible, física, se curra los solos con la paciencia de un viejo sastre y destila simpatía y bondad. Y dignidad. Es el último, junto con Kris Kristofferson, y ahí está, como el predicador de 82 años que fuímos a escuchar en Harlem al domingo siguiente, que exhortaba a votar por Obama y se arrancaba en gospels a pesar de su edad. A más edad, más cuesta ser digno, y los que lo son, consiguen algo hermoso.
Un concierto de Willie Nelson también incluirá a miembros de su familia, como hacen tantos patriarcas estrellones del showbusiness, que dan de comer a sus sobrinas con dulce voz, sus nietos armonicistas y sus hijas pianistas. Willie Nelson & Family, lo ponía en el tiket, OK. Aunque lo más bonito de todo es sin duda la comunión de este tipo con su audiencia. Corean estribillos que yo ni reconozco, en las primeras filas se desviven por darle la mano, se sienten bien, animados y felices de reencontrarse con el abuelo, que les cuenta las mismas historias de siempre sentado en su silla en el porche. Hay un respeto por el hombre que canta desde el escenario que ni las bebidas fluorescentes pueden romper. Al final, Willie abandonaba el escenario, andando como un anciano cualquiera, y me fijo en sus largas coletas todavía pelirrojas, en la cinta roja para el pelo que lanzó a un miembro del público, y en su tranquila sonrisa. Un día más en este mundo, un día más con el trabajo bien hecho.

jueves, octubre 02, 2008

PAUL NEWMAN


El actor en el ensayo. Paul Newman dignificó su profesión y vivió dignamente. No todos los grandes actores son grandes hombres, o casi ninguno.