domingo, mayo 31, 2015

EL GOL DE MESSI

He visto el gol de Messi por casualidad. El trabajo me impedía ver la final, pero en un momento he chequeado como iba el partido y me he encontrado con eso.

El gol de Messi ha parado el tiempo. No es la primera vez, quizás sí una de las más claras. Relojes fuera. Lo ha parado. De repente, Messi iba ralentizado y sus captores parecían más rápidos y brutales. Es como si los defensas, y nosotros, viviéramos la jugada a tiempo real, y él en cambio ya la hubiera hecho antes, y estuviera ahora teatralizando la escena, repitiéndola, ofreciéndonos un segundo pase, despacio y al detalle, para mostrarnos el gesto y la mecánica. La jugada ya estaba hecha, y Messi la ha recreado para nosotros.

Cuando se ha zafado de los tres centuriones enemigos y enfilaba el regate final antes del gol, he pensado que no iba a marcar. No por lo difícil del reto, a la jugada le quedaba el típico regate hacia el centro y el tiro al primer palo; el trámite, la vulgaridad de marcar. Y aún así, yo daba la jugada por perdida. Lo que ocurría es que me estaba dando cuenta de que la primera parte de la acción había sido sobrehumana, emocionante e insuperable. Por eso dudaba de Messi: no puedes hacer lo que has hecho y encima esperar que acabe bien; déjalo ahí, no marcarás. He pensado más cosas, el instante se ha reblandecido, la pelota rodaba perezosa. Luego Messi ha dado la última pincelada al cuadro, y todo se ha vuelto real.

Es en el instante en el que la pelota entra en la portería cuando la velocidad de la vida se recupera. Y entonces todo son sentimientos. Hay canciones que me provocan cosas, y supongo que también hay goles que lo hacen. Hay una distancia temporal entre dos puntos en la que algo sucede y sientes los hilos del universo, y todo cuadra, y todo esa mierda. Han sido unos segundos inolvidables.