domingo, diciembre 11, 2011

SENNA


Senna es un documental ejemplar. Consistente, sintético, no abre teorías sobre el personaje que después no pueda cerrar. Y es respetuoso con un mito, su dimensión personal (con su carácter religioso en primer plano), profesional (un piloto diferente que reivindica la autenticidad del deporte) y social (el héroe de Brasil). Cuando estaba vivo y pilotaba, Ayrton Senna me parecía un loco y un prepotente, yo era más de Alain Prost, que era un tipo menos rebelde. Ahora ya sé que la del francés y el brasileño, eternos rivales, es una historia más cercana a la de Salieri y Mozart. Me alegra también comprobar que ese rostro, el de Senna, sigue siendo tan atractivo y misterioso años después. Cómo no confiar en un piloto con esa mirada. El film maneja jugosas imágenes de archivo, con un Senna inconformista luchando contra los poderes fácticos -la política- de la F1, representados por el insoportable Jean-Marie Balestre, aunque ciertamente, el del motor es un mundo lleno de pinzones sin escrúpulos, que con la cara ya pagan: Ecclestone, Briatore, Mosley... Documental perfecto también para los que recordamos mediodías de domingo con aquellas carreras sin electrónica ni toda la pajillería mental que tiene la competición actual, la cual me parece lo más aburrido del mundo.