domingo, agosto 21, 2011

DOKKEN


Las últimas polémicas que montó Don Dokken con George Lynch acerca de una posible reunión de los Dokken originales fueron otro ejemplo de lo patéticos que pueden llegar a ser los que un día fueron reyes del rock duro en los 80. Finalmente, ni reunión ni nada, y a cambio puedes seguir viendo vídeos en youtube de las actuales giras de Dokken (Don y sus empleados), con el vocalista pasado de kilos y cantando Kiss of death veinte tonos por debajo. No es raro, en el 88 ya podíamos ver a un Don patoso y desmotivado al frente de su banda en aquel tour del Monsters of rock, con Van Halen, Metallica, Scorpions etc. En palabras de Sammy Hagar, Dokken tenían que salir cada noche justo detrás de la banda del momento, Metallica, que naturalmente habían arrasado con todo y dejaban en evidencia el mal estado de forma de Don y los suyos, al borde de separarse. Una pena tantos años malgastados a partir de entonces. Tanta palabrería, vivir de rentas, y tantos lanzamientos horribles (aquel Dysfunctional con el que quisieron encajar en los 90), o discos tan pobres como el rock de tienda de chinos que grabaron en Hell to pay, del 2004, lo último que he escuchado de ellos. En el pasado, Don (que ya era veterano por entonces), George Lynch, Mick Brown y Jeff Pilson fueron unos estilistas, pocos tenían esa clase, esa sensibilidad para hacer rock del momento dinámico, meloso, encantador. Under lock and key, Tooth and nail o el directo Beast from the east son joyas, música con clase. Es curioso lo mucho que impresiona la decadencia física de los totems de los 80. Astbury en el Azkena daba miedo, o Don Dokken como digo, nos producen entre pena y repulsa. Supongo que uno puede engordar, o perder condiciones y continuar siendo digno, ejemplos los hay a montones; otros parece que disfruten de su propio decaimiento.