lunes, enero 09, 2012

BRUCE DICKINSON, TATTOOED MILLIONAIRE


Siempre he admirado a Bruce Dickinson. Como tantos otros chavales, entré en el mundo del heavy de la mano de Live after death, los "scream for me Long Beach!", 2 minutes to midnight y aquellas canciones me dejaron boquiabierto. No podía creer lo que estaba escuchando. Tantos años después, Iron Maiden siguen haciéndome perder la cabeza, y Bruce sigue siendo importante en mi vida. Su carácter polifacético, ahora escribo, ahora me dedico al esgrima, ahora piloto aviones, es algo que me ha alejado un poco de él, por el tonto pensamiento de que eso le separaba de la música, de tomarse en serio la música. Pero Bruce se ha negado a conformarse con su papel de más éxito, y no ha parado quieto nunca, guste o no. Ahora, él y los demás Maiden tienen montada la mayor fábrica de divisas del metal actual, y planean cada movimiento, gira y disco con inteligencia. Los últimos diez años de la doncella deberían ser estudiados en las escuelas de negocio. Sin perder credibilidad (su verdadero valor de marca), han extendido el negocio sin parar y sin quemarlo, y disfrutan ahora de un éxito cómodo, intergeneracional y universal que jamás habían soñado. Estoy escuchando estos días el primer disco en solitario de Bruce, aquel Tattooed Millionaire del 1989 que engendró la sospecha de que este hombre no terminaba de estar a gusto sometido a la dictadura del torie del metal, Steve Harris. Luego vino su desmotivación general en el escenario y finalmente su marcha de Maiden, con aquella penosa última gira de despedida en el '93, el peor momento sin duda en la carrera de Dickinson. Tattoed millionaire se disfruta ahora con gran facilidad. Es un heavy-hard rock muy gustoso, sin el ritmo trotón de la doncella, más dúctil, melódico y potente, como le gusta a Dickinson. Grandes temas y a la guitarra el futuro Maiden Janick Gers. La reedición en 2 cd´s incluye tomas en directo y el Bring your daughter to the slaughter que Bruce compuso para la quinta parte de Pesadilla en Elm Street, y que luego grabaron Iron Maiden en No prayer for the dying, convirtiéndolo en un hit. Quizás me anime a seguir hablando de los demás discos en solitario de Mr. Dickinson, por ahora os dejo con el menos pretencioso de todos (aunque el último que grabó, Tyranny of souls, sigue esa vena de facturar un buen disco sin complicarse la vida). Aunque tenga de vez en cuando algún momento insoportable, Bruce sigue siendo uno de mis héroes.