miércoles, julio 07, 2010

ALICE IN CHAINS (RAZZMATAZZ, 6-VII-10)


Como cuatro guerreros de Xian salieron Alice in Chains al escenario, estáticos y graves, abriendo con todo el peso de All secrets known, del último disco. Escuchando ayer estas canciones, las de Dirt, Facelift, y también las de Black gives way to blue, te das cuenta de que Alice fueron una de las tres o cuatro bandas más influyentes de los 90, recordad que por aquel entonces todos los grupos grandes perdían el culo por sonar como ellos, desde Kiss hasta Metallica; hablando de Metallica, ayer durante el concierto recordaba las burlas que, hijos de la gran puta, dedicaban a Layne Stayley y los suyos durante sus conciertos de mediados de los 90, haciendo mofa de sus adicciones; desde luego, qué bajo cayeron Metallica por entonces, ya les gustaría a Hetfield y Ulrich que Load hubiese sonado la mitad de auténtico que la peor canción de Alice in Chains. A lo que iba, el concierto de ayer. William DuVall ya tiene su green card en Alice in Chains, por mi parte se la ha ganado a base de energía y saber estar. Da movilidad al grupo -Jerry Cantrell pasaba por ahí, aunque a la guitarra estuvo colosal, y Mike Inez, que está igual que siempre, vive los temas a su rollo- y sobretodo, DuVall agarra perfectamente su voz a la de Jerry, y ayuda a meter mortero en el muro de sonido de la banda con su Les Paul. Somos muy afortunados por conciertos como el de ayer, donde sin aspavientos ni falsas poses, Alice in Chains recrean su pasado sin nostalgias, y miran al futuro con las recientes e inapelables Check my brain, Last of my kind etc. El sonido horrible, la sala llena, felicidad por volver a sentir esas espirales decadentes, Angry chair, Love, hate, love, Down in a hole, y pinceladas de Sap y Jar of flies (como me gustaría que un día se sentaran e interpretaran íntegramente estos dos mini clásicos), y más feliz todavía de no haberme acordado de Layne Stayley durante todo el concierto. Eso, sin duda, es bueno.