sábado, abril 17, 2010

KISS & THE ELDER, HISTORIA DE UNA LOCURA


"El grupo y Bill Aucoin estaban reunidos, pensando en el próximo movimiento de Kiss. Alguien dijo: ya sé, llamemos a Bob Ezrin y hagamos un Destroyer II. Así que contactaron con él y hubo otra reunión donde todos dijeron que iban a grabar un disco de puro rock n´roll. Ace se había construido su propio estudio en Connecticut y todos estaban excitados por grabar. Y allí se fueron enseguida. Semanas después nadie sabía nada de ellos en la oficia de management, aunque no paraban de llegar montañas de facturas, y yo los llamaba una y otra vez pidiéndoles que nos dejaran escuchar alguna cosa. Dos meses después les dije que me iba a Connecticut para escuchar de una vez el disco que estaban grabando. Sorprendentemente me encontré en el estudio a Ace y a Bob Ezrin. Bob me puso el disco y yo que lo único que esperaba era oir ese UN, DOS, TRES, CUATRO!! y en vez de eso escucho a Paul cantando en falsete por encima de una orquesta y unas flautas. Miré a Ezrin y le dije, Bob, dos meses en el estudio, 300.000 dólares. Rock n´roll, Destroyer II... ¿pero que cojones es esto? Bob me miró, se encogió de hombros y me dijo: ni idea".
Ric Aliberte (del management de Kiss en 1981)


La de Kiss es una historia llena de altibajos, por cada acierto, un despropósito. Como funcionarios del rock n´roll han intentado siempre defender su parcela en el showbizz, y si eso significaba quitarse el maquillaje o facturar un disco grunge pues adelante, la coherencia o la integridad jamás han importado cuando llevas botas de plataforma y maquillaje en la cara y quieres que el público te adore. El éxito que tuvieron en las temporadas 76, 77 y 78 les sorbió los sesos y les convenció de que cualquier cosa que no fuera repetir, o aumentar, ese impacto cultural y económico, sería un fracaso. La dependencia del éxito que han tenido siempre Paul Stanley y Gene Simmons marea, Iron Maiden por poner un ejemplo entre miles, no iban tan estresados, grababan un disco y se iban de gira, y al cabo de uno o dos años repetían, pero jamás parecían obsesionados por encajar sus traseros en el lugar más alto de la pirámide. Siempre me ha gustado la Kiss-anécdota de cuando en los 80, allá por el difícil periodo del Asylum, 1986, el equipo de management les aconsejó actuar en lugares más pequeños para por lo menos no tener que presenciar cada noche pabellones con capacidad para 20.000 personas con tan solo 3000 asistentes; Gene y Paul se negaron en rotundo, ¿Kiss actuando en salas de pequeño / medio aforo? Kiss eran grandes, arena rock, y si tenían morir, morirían en lo alto del escenario en un Forum de L.A con cuatro gatos en las gradas. Esa ceguera obsesiva, ese estrés continuo por tratar de mantenerse arrogántemente en la cima (que por cierto, es una de las gracias que tiene esta banda, de ahí una discografía -y unos modelos de vestuario- tan sorprendente, variada y loca), es la que provocó que en 1981 editaran su obra más Spinal Tap, destrozada y odiada ("gorda" en posteriores palabras de Paul), a la vez que querida por muchos de sus fans, el disco conceptual The Elder. Situémonos en los cuarteles generales de Casablanca Records, en una sala de juntas repleta de ejecutivos trajeados, puros encendidos y Gene y Paul expectantes por pulsar el play y que empiece la audición de su obra más ambiciosa, un disco conceptual acerca de un tema tan comercial como... la lucha entre el bien y el mal. Contrastando con la seguridad que exhibían los dos líderes de la banda, las expresiones de los ejecutivos mientras el disco iba sonando fueron pasando del ceño fruncido al disgusto, y finalmente al pánico más absoluto ¿quién coño iba a comprar ese disco? ¿¿Os habeis vuelto locos?? Habían invertido casi medio millón de dólares, dando total libertad creativa a la banda, habían pagado las caras minutas del genio Bob Ezrin, que anteriormente les había producido Destroyer, y ahora recibían un pedazo de basura pretenciosa que se parecía a todo menos a Kiss. La sala de llenó de tensión, el drama había empezado.


El disco no había por donde cogerlo, en vez de hacer lo lógico y salir de las charcas poperas en las que se habían metido con el blando Unmasked de 1980, en vez de devolverle a la banda los riffs y la calentura, habían tratado de imitar el The Wall de Pink Floyd con unas canciones que directamente contaban una historia para anormales, con violines y coros, y unas ínfulas de artistas que daban grima, en una banda que lo que se le daba bien era cantar "méteme la mano en el bolsillo y menea mi cohete". Incluso habían contado con la pluma -la de escribir- de alguien tan respetado como Lou Reed para un par de temas. Gene y Paul han reconocido posteriormente que The Elder es el disco que grabaron para que los críticos les respetaran de una vez, y dejaran de considerarles un circo, pero ante ese vinilo con la portada de la mano golpenado la puerta (que pertenece a una iglesia situada en Central Park West, Nueva York, de la cual tuvo que hacerse un molde especial y etc. etc., provocando otro gasto innecesario más), donde ni siquiera se entreveía el icónico logo de Kiss, si bien algunos críticos quizás escribieron artículos elogioso, el gran público directamente ignoró la jugada y se fueron a otra cosa. Y cuando una banda populista como Kiss se queda sin público, es una tragedia. Recordemos que sus discos habían caído estrepitosamente en ventas (hasta un 65% menos que en su época de gloria en el 77), habían sobresaturado groseramente el mercado de merchandising que ya nadie quería, y ya ni se planteaban girar por su propio país por miedo a perder millones de dólares. Kiss estaban mal, pero con The Elder ya podían darse por muertos, o peor, se les había ido la olla para siempre.


Pero nadie les quitaba la venda de los ojos, y los planes para The Elder eran grandes, monumentales, al más puro estilo hype de Gene Simmons. Si os fijais, la trama del disco (trama por decirlo de algún modo), con el niño que es elegido por el consejo de sabios, los Elders, para salvar al jodido mundo, está incompleta (y en las ediciones en vinilo desordenada, ya que en el momento de publicar el disco se varió el orden de las canciones para favorecer la cañera The Oath y el single A world without heroes, que pasaban a ser primeros temas de cada cara; en las reediciones de finales de los 90 se corrigió el orden y la historia, por fin, pasó a tener sentido), como digo, la narración termina sin ton ni son porque Kiss pensaban sacar dos volúmenes más de The Elder que permitirían entender la narración completa ¡dos discos más! Supongo que Gene acababa de leer a Tolkien y ya se veía creando nuevos mundos repletos de elfos rockeros, incluso se hablaba de una película y habían empezado a diseñar una gira temática, mezcla teatro y música, con un escenario con forma de nave espacial (!), un templo de Kiss (!!) y un panal de abejas gigante (!!!). Naturalmente después de aquella audición ante los ejecutivos, cualquier idea de presentar en directo el álbum, o de grabar algo parecido, se deshechó al momento. Unicamente se presentarn algunos temas en TV, en USA y Europa, incluida aquella actuación desde Studio 54 transmitida en directo al Festival de San Remo, con Kiss convertidos en trío debido a que Ace había sido incapaz de levantarse de la cama. El tema Ace era otra fuente de problemas para Gene y Paul. Incapaz de producir música, borracho e intratable, Ace convenció a la banda para grabar en sus recién estrenados estudios subterráneos Ace in the hole, situadas en su granja de Connecticut, y lo mejor es que ¡el tipo no se presentaba a grabar en su propia casa! Lo que jodía a Ace era el proyecto en sí, jamás entendió la empanada conceptual de Paul, Gene y Bob Ezrin, y a consecuencia de ello, se limitó a meter algunos riffs de guitarra que luego Bob Ezrin bajaba hasta lo mínimo en la mesa de mezclas, provocandole enormes cabreos a Ace, y un solo tema suyo, Dark Light. La pereza absoluta. Desgraciadamente para Ace, la marcha de Peter Criss había supuesto un desequilibrio en la balanza de decisiones, y ahora Paul y Gene, que siempre estaban de acuerdo en todo, ganaban a Ace por dos votos a uno en cualquier decisión importante. En cuanto al chico nuevo en el estudio, Eric Carr, nadie le preguntaba qué opinaba porque sencillamente era un asalariado. Calla y toca la batería. La insatisfacción de Eric en el estudio fue una constante en toda su carrera con Kiss, sus canciones eran ignoradas, y el input creativo mínimo.


Para este periodo repleto de esperanzas extraterrestres, Gene y Paul decidieron cambiar de imagen y embutirse en los trajes más feos que hayan llevado nunca, adoptando una estética entre medieval y salida de la serie Fama; sin duda el pelo recogido de Gene o la cinta en la cabeza de Paul (que iba pasadito de kilos) eran la prueba de que alguien les había echado algo raro en la hamburguesa. Y no era culpa de la música, las canciones están bien, el disco tiene un sabor muy particular, The Oath es fantástica, A world without heroes una joya que la banda supo recuperar en aquel Unplugged del 1995, Under the rose es puro musical... El disco tiene una magia muy especial, pero fue el peor disco que podían hacer en el peor momento. En el tour de convenciones para fans que hicieron antes de reunirse la formación original, en 1995, cuando era la hora de interpretar en acústico lo que los fans les pedían, Paul y Gene alucinaban de que fans histéricos gritaran los títulos de The Elder, un disco que ellos habían tratado de olvidar desde el mismo día en que se editó. La caída de la banda fue tan grave que ni con su retorno al rock duro con Creatures of the night en 1982, consiguieron recomponer parte de su estatus, teniendo que anular incluso la gira de presentación del lp por las escasas ventas de tíkets. Movimientos tan estúpidos en su carrera no volvieron a producirse hasta que en 1995 grabaron el engendro grunge Carnival os souls, disco firmado por unos rockeros en las últimas tratando de subirse al carro de Alice in Chains cuando el grunge ya estaba en decadencia. Pero en esta ocasión tuvieron la suerte de reunirse con Ace y Peter y parar la maquinaria para embarcarse en el super exitoso Reunion Tour y evitar así el batacazo tremendo que, seguro, se habrían pegado. Finalmente, en el 2010, The Elder es un disco apreciado, y tanto sus creadores como los fans lo vemos con una media sonrisa. Fue una tragedia en su día, pocas veces una banda ha sufrido una crisis de identidad tan fuerte como la que tenían Kiss en 1981, pero ahora lo escuchas y disfrutas. Uno que es muy matao, se ha imaginado un montón de veces cómo hubiera sido ese frustrado y loco The Elder World Tour, o cómo hubieran sonado la segunda y tercera parte del disco. A Gene se le revuelve el estómago solo de pensarlo.