viernes, abril 27, 2018

MENOS LIBRES

Leía de Antoni Bassas (os recomiendo Bon día són les vuit!, su libro relatando las aventuras de aquel Matí de Catalunya Ràdio que nos edificó ética y culturalmente a tantos de nosotros) que la libertad es como las vallas de un campo, te despiertas por la mañana y alguien las ha movido mientras dormías, y ha hecho el campo más pequeño, menos libre.

Vigilar que no nos muevan las vallas, tratar de ampliar el campo, no hacerlo más pequeño. Buscar los puntos que nos unen (y hay tantos, uno de ellos: la sentencia de los imbéciles -no, no merecen que les llamemos "manada", igual que aquel asesino y violador de Galicia no merecía que le llamáramos por su apodo de "el chicle", tan graciosillo y condescendiente) y construir puentes seguros que nos permitan, luego, abordar los temas que nos separan. 

Ayer pensaba que la sentencia, si era como todos esperábamos, podía salvar muchas vidas en el futuro; hoy me siento indignado, claro, y asustado por tantas chicas que ahora están más desprotegidas ante posibles violaciones (que horror cuando el sistema, que debería protegerte, te da la espalda); la justicia ha perdido una oportunidad ya no de ser justa, sino de salvar vidas. Todo es muy perverso, y las sutilezas machistas que se esconden detrás de la sentencia son terribles. Y hoy somos un poco menos libres que ayer, que ya va siendo la tendencia en estos últimos tiempos.