martes, mayo 19, 2009

"SÉRAPHINE" (MARTIN PROVOST)


Me ha gustado Séraphine, a pesar de ser larga y querer terminar en los últimos tres cuartos de hora sin llegar nunca a hacerlo. Un film francés, multipremiado, de desarrollo paciente y detallista, sin aspavientos, rodada con mucho tacto y cariño por los personajes, sobretodo la Séraphine protagonista bordada por Yolande Moreau. Es la historia de una mujer de principios del siglo XX, se dedica a limpiar suelos y malvivir en un cuartucho, no habla ni se relaciona, tan solo disfruta de la brisa del viento y de un placer privado: pintar cuadros con los dedos a la luz de las velas. Un mecenas descubrirá por casualidad sus obras y verá en ella a un nuevo Van Gogh. Los cuadros que pinta son de motivos florales, preciosos. Y lo más curioso es que la vida de Séraphine, un genio sin saberlo que acabó en un psiquiátrico, es cierta, y la película se basa en la triste existencia de Séraphine Louis, la verdadera pintora. Lo mejor del film, el papel de Yolande Moreau, verla andar descalza de un lado para otro, con su cesto y su paraguas, mitad mula mitad atormentada Mary Poppins vale ya el precio de la entrada.

(La verdadera Séraphine Louis)


(La Séraphine de ficción)

"GÉNOVA" (MICHAEL WINTERBOTTOM)


Bonita película de Winterbottom, Génova, la historia de una familia de Chicago, marido y dos hijas, tratando de superar en Génova la pérdida de la madre en accidente de coche. Sentimientos de culpa, adolescencia, soledad. Paseos laverínticos por las callejuelas malolientes de la ciudad italiana, un Colin Firth discreto y las dos chicas que interpretan a sus dos hijas excelentes, sobre todo la pequeña. No pasan grandes cosas, pero no hace falta, me recuerda a La habitación del hijo, aquella maravilla de Nani Moretti, que además contaba una historia casi idéntica. Lo peor: las situaciones que se fuerzan para que la película gane interés, como ese final de lo más chirriante y poco creíble.