jueves, febrero 20, 2014

ESCRIBO BIEN

Me ha llevado tiempo reconocer que escribo bien. Creo que todos deberíamos pensar que hay algo que hacemos bien, y decírnoslo cada mañana, con un par. Es importante sentir que encajas en el mundo de algún modo bonito y personal.

Escribo bastante, mucho, leo poco, muy poco. Creo que las palabras las tengo alojadas en algún lugar entre el cerebro y las yemas de los dedos, o no. Escribo a impulsos. De la escritura me gusta el golpe y la fuerza, la vida y la energía; el ritmo lo es todo. Amo la música, algo tendrá que ver. Hay un vigor y una tensión que solo sé transmitir escribiendo. Hace poco me puse a llorar mientras escribía. No era nada particularmente bueno, probablemente era un horror. Pero noté que lo que hacía, lo que amaba, lo que me agrieta el alma, todo estaba pasando en ese momento a la pantalla del portátil. Como marcar un gol, o tener un orgasmo o cosas así.

Escribo bien. Hay muchas cosas que me ayudan a hacerlo: las canciones, el bar de la plaza de La Floresta, mi muñeco de Alice Cooper, mi familia, el amor, las personas con talento que me rodean. Pero al final del día, o por la mañana, debes ser tú quién se cuelgue la medalla.